EL “SIDE”
El gobierno de la llamada “Revolución Libertadora” (Aramburu y Rojas), le cambio el nombre.
Ahora se llamó SIDE (Servicio Informaciones del Estado), y se la puso bajo dependencia del Ejercito.
De paso la ley le dio carácter “secreto”, le asignó cuantiosa partida de gastos “reservados” y le dio funciones de “seguridad nacional”.
Podía servir para “inteligencia” en caso de una hipotética guerra, como para averiguar vida y milagros de cada ciudadana o ciudadano que pudiera parecer molesto, en aquellos tiempos “peronistas” o “comunistas” de acuerdo a las caprichosas calificaciones de los inquisidores.
De hecho, la burocracia militar-policial mantuvo el manejo de los “servicios”, aún bajo gobiernos civiles constitucionales democráticos, pero inestables, como Frondizi e Illia.
No digamos nada de las dictaduras militares, donde estos servicios se dedicaban a espiar y clasificar cuidadosamente la vida pública y privada de cada uno de nosotros.
Para colmo llevadas a cabo tales “investigaciones”, por lo común, por individuos del más bajo nivel moral e intelectual.
Personalmente, por circunstancias fortuitas, pude ver fichas particulares de algunas personas, los informes en algunos casos son absurdos y hasta desopilantes.
Hay oportunidades que a uno le darían hasta ganas de reírse leyendo algunos “prontuarios”.
Si no fuera que las consecuencias de ellos en más de una ocasión podían llegar a ser dramáticas: perder un empleo -en el más favorable de los casos-, ser detenido, torturado o “desaparecido” en otro extremo.
LA DEMOCRACIA
Cuando llegó la Democracia en 1983 se planteó por algunos legisladores de entonces la posibilidad de disolver el SIDE ,ese siniestro organismo de tan triste memoria.
Me contaba un diputado de aquel tiempo que le presentó al Ejecutivo un pedido de informes y se le contestó que nada se podía informar: la ley de creación del SIDE era secreta: secreto el presupuesto, secretas sus funciones y secreto el personal que actuaba en su seno.
Y prevaleció la opinión contraria: no, la democracia necesita de un servicio de información eficiente, precisamente para defenderse de sus enemigos que pretenden destruirla.
Se nombraron a partir de allí directores e interventores civiles, pero los equipos profesionales de “espionaje” consolidados a través de décadas -más de 1.500 se dice- continuaron manejando lo sustancial del mecanismo de “inteligencia”, cuyos archivos y actuaciones permanecen ocultos y guardados a siete llaves.
La forma accidentada en que terminaron algunos gobiernos constitucionales –caso Alfonsín o De la Rúa- siembran fundadas dudas de la eficacia “informativa” de tales agentes.
ANTRO DE CORRUPCION
Para peor, esta repartición se convertiría en una especie de “caja negra”, elemento de corrupción utilizable -a veces- para acomodar correligionarios o compañeros, ya que contaba con un presupuesto que nadie controla.
Recuerdo el caso de un amigo, militante de causas populares y progresistas, en defensa de los derechos humanos: Un gobierno de la democracia le ofreció un cargo en el área cultural. Como no había vacante en el área respectiva se dispuso que su sueldo se le pagara temporariamente en la SIDE, que daba para todo. La primera vez que pasó a cobrar por la oficina de Callao y Viamonte en Buenos Aires, le pidieron que pasara un informe acerca de la gente que se reunía en el ámbito donde trabajaba. Les tiró el nombramiento por la cabeza y renunció al cargo que casi no llegó a ejercer.
En democracia no terminaron los manejos oscuros del lúgubre organismo.
No hay más que recordar la gestión Anzorreguy en tiempo de Menem, el encubrimiento en la causa AMIA y las sospechosas actitudes de agentes del “servicio” en la voladura de Río Tercero.
Más cerca en el tiempo -gestión Santibañez en la presidencia De la Rúa- el espionaje a la vida íntima del entonces vice Chacho Álvarez, una de las razones de su renuncia.
Y el sospechado, pero imposible de probar en la Justicia, soborno de la BANELCO a senadores para aprobar la ley de flexibilidad laboral, usando fondos de la SIDE.
LAS REFORMAS
Precisamente como consecuencia de este escándalo fue que se dictó en diciembre de 2001, poco antes que cayera el gobierno de De la Rùa la ley de Inteligencia 25.520 que cambio el nombre SIDE por SI.
Que después se reformó –marzo de 2015 gobierno de Cristina Kirchner– con la Ley 27.126, que disolvió la SIDE y creó la Agencia Federal de Inteligencia (actual AFI).
Hay que reconocer el indudable avance que significa el quitarle el carácter secreto a estas normas, delimitar las funciones de la Agencia, y establecer un mayor control de sus actividades.
Pero hay que destacar que, pese a todo, las falencias continuaron.
La más grave durante el gobierno de los Kirchner, la denuncia de Gustavo Béliz y después Pino Solanas sobre el famoso “espía” Jaime Stiuso quien habría organizado un ministerio de Seguridad paralelo, “una especie de Gestapo” según se dijo, al margen del oficial.
La frutilla del postre es la investigación sobre los supuestos agentes de “los servicios” del tiempo de Mauricio Macri.
Que, en apariencia, “espiaban” a Cristina Kirchner y otros dirigentes opositores. Aunque también parece que hacían espionaje con los propios y curioseaban en la vida de Rodríguez Larreta, la Vidal y otros del mismo palo.
Por supuesto, hay que investigar y esclarecer el tema.
Entre otras cosas, sería bueno, que las indagaciones lleguen por ejemplo al Sr. Daniel Angelici , personaje tenebroso a quien se vincula, además del futbol, con “operaciones” turbias en el Poder Judicial, nominaciones y movimientos varios en la Justicia, armado de causas, etc.
DEUDA PENDIENTE
Pero, aunque esto es necesario yo creo que el debate de fondo que se debe la Democracia es otro.
Esto es, ¿tienen alguna utilidad, sirven de algo, en un sistema constitucional democrático esas oficinas, organismos o entes burocráticos, con enorme y oculto poder, llámese de inteligencia de información o lo que sea?
Al respecto, recuerdo que cuando asumió el actual presidente Alberto Fernández se dijo, entre otras cosas, que “la SIDE, el SI el AFI, siempre implicó un organismo que sólo sirve para influir en los tribunales de Comodoro Py, intervenir teléfonos sin orden judicial, o recolectar información de la vida privada de propios y extraños”.
Y, se propuso disolverla y reemplazarla por un organismo encaminado a investigar lavado de dinero o tráfico de drogas.
Es todavía un tema a discutir y una deuda a saldar.