El informe explica que al menos siete agentes confesaron haber participado de esas “fiestas sexuales” que se realizaron en los apartamentos de los agentes que son pagados por EE UU. Sin embargo, todos negaron que supieran que los encuentros fueran financiados por capos del narcotráfico.
La denuncia también incluye a miembros de la policía local, que según los testimonios habrían arreglado estas fiestas y cuidado las armas de los estadounidenses mientras participaban de los encuentros. Incluso, un “agente policial extranjero” afirmó que algunos de ellos habrían recibido de los narcos, “dinero, regalos caros y armas”. “Varios de los agentes recibieron suspensiones de dos a 10 días como castigo”, dice Político, pero se desconoce sus nombres así como el de los narcos.
Hace tres años, también en Colombia, 12 agentes del Servicio Secreto que formaban parte del equipo de seguridad del presidente Barack Obama cuando asistió a la Cumbre de las Américas quedaron en medio de un escándalo similar, cuando se supo que habían contratado prostitutas en Cartagena de Indias, a las que llevaron a las habitaciones del hotel donde se hospedaban. Todo se conoció cuando una de las prostitutas se quejó porque uno de los agentes no cumplió con el pago acordado. Ahora, el agravante con los agentes de la DEA es que sus “fiestas sexuales” estarían financiadas por narcotraficantes y se habrían producido durante varios años, según las denuncias.
La investigación del Inspector General se inició en 2010, dos años después de que ocurrieran los hechos, por denuncias anónimas que hablan de acoso sexual que no solo involucra a miembros de la DEA, sino del FBI y la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos, que trabajaban en oficinas en el extranjero. También hay un testimonio que afirma que eran frecuentes las visitas a casas de prostitución y que se organizaban encuentros con prostitutas para agentes que permanecían en el país pero de manera transitoria.
Según el diario El Tiempo, entre las conclusiones de la investigación Manejo de hostigamiento sexual y acusaciones de mala conducta por los elementos policiales del Departamento de Justicia de la OIG, está que aunque las denuncias por conductas sexuales inapropiadas no son muchas (77 en unos cuatro años), “las guías sobre cómo procesarlas no son claras y permite que conductas claramente riesgosas sean descartadas a la hora de realizar investigaciones internas”. Uno de los inspectores que participó dijo que en países como Colombia, donde la prostitución no es considerada ilegal, se hace mucho más difícil juzgar a los agentes en estas circunstancias.
La emisora Blu Radio entrevistó ayer al exinspector general de la DEA Félix Jiménez, quien aseguró que si los agentes participaron en fiestas con prostitutas colombianas pagadas por narcotraficantes merecen el mayor castigo posible. “Es lamentable que haya ocurrido porque la DEA tiene un código de conducta muy estricto”, dijo.
