La Asociación no está de acuerdo en que todas las empresas de remisses cobren el mismo canon a los propietarios de los autos, tal como sucede actualmente. “Hay empresas del centro que pagan $ 3.000 de alquiler por el local y hay empresas de barrio que pagan $ 700. Los costos son distintos”, explicó.
La misma diferenciación hizo respecto de los trayectos que hacen los autos de una empresa y otra. “Hay empresas de ciudad que hacen viajes en toda la ciudad y hay otras de barrio que están sectorizadas”, señaló. Y también mensuró la escala de las empresas por el número de empleados. “Hay empresas que tiene siete y otras que tiene cuatro”, dijo. En definitiva, mencionó que se trata de empresas diferentes que por lo tanto no pueden “cobrar lo mismo”.
Gilberto defendió el sistema actual que permite que el dueño del auto decida en que empresa quiere trabajar. “Se le da el libre albedrío a cada propietario de auto de ir a la empresa que considere. Hay empresas que cobra el 20 %. Si haces $ 400 por día, el 20 % son $ 80 y otras que cobran fijo $ 35 por día. Bueno que elija el propietario del auto”, señaló.
Por otra parte, criticó la idea de colocarles bonetes a los autos argumentando que se necesitan para que la gente no tome remisses truchos. “Los truchos siempre existieron y van a seguir existiendo. Si lo agarrás con un pasajero arriba, se supone que el pasajero está de acuerdo de viajar en ese auto. Hay autos en lugares donde todos sabemos que están esperando viajes pero si venís y preguntás que está haciendo ahí, te dice que está esperando a la esposa ¿Cómo demostrás lo contrario?”, razonó
Asimismo, mencionó que el bonete cuesta $ 130, se debe romper el techo del auto y hacer una instalación eléctrica adicional y en la ruta, a alta velocidad, hace ruido. “Y cuando vas a vender el auto hay que tapar los agujeros del techo… y los truchos van a seguir estando”, argumentó.
Como contrapropuesta, Gilberto indicó que se pueden hacer carteles publicitarios en el techo del vehículo, tal como en EEUU, para identificarlos de los truchos. “Es más plata pero supongamos que tenga una publicidad de cada lado de $ 100. Son $ 200 por mes: en 12 meses el propietario levanta $ 2400. Esa plata le sirve para comprar cubiertas”, explicó.
“La realidad nuestra es esta. Recién me preguntaban ¿en las otras ciudades como hacen? Creo que los legisladores tienen que legislar para la ciudad donde estamos. Tiene que aplicar el ‘haz lo que puedas, con lo que tengas y en el lugar donde estés’. No compararnos con otras ciudades”, dijo más adelante.
De las 16 empresas de remisses que funcionan en la ciudad, diez integran la Asociación. Las otras seis no cumplen con las ordenanzas vigentes o “cumplen pero no quieren estar”, dijo Gilberto.