Los legisladores incrementan sus gastos mientras se reducen partidas para comedores

Opinión de Ricardo Leguizamón publicada en El Diario de Paraná.

“Vamos a ver cómo es el mundo del revés”

Los señores legisladores de Entre Ríos entendieron que este año la labor en las Cámaras será ardua, abnegada, amplísima y, por encima de todo, muy costosa.
Entonces los señores legisladores de Entre Ríos tomaron una decisión que creyeron acertada, y meditada, y muy a tono, y también acorde a sus necesidades comiteriles. |
Este año, el presupuesto de los señores legisladores creció un 26 % respecto de 2004. El aumento de los dineros que ocupan los señores legisladores se dio en el rubro que se conoce como “Servicios No Personales”, una ciénaga que con frecuencia esconde el pago de los gastos propios de la política y que además se utiliza en la retribución de favores a la militancia.
Esa porción del presupuesto, en el caso de los señores diputados, trepó un 48 % entre un año y otro; por el lado de los señores senadores, la suba fue un poquitito mayor: alcanzó el 95 %.
Hay que reconocer una cuota de justicia, por qué no. En forma pareja, acollarados unos a otros, diputados y senadores en pie de igualdad, estos nobilísimos señores decidieron que este año no habría hijos y entenados y con criterio equilibrado dispusieron que tanto la Cámara de Diputados como la de Senadores tendrían igual gasto: 20,5 millones de pesos cada una.
Ni un centavo menos, ni un centavo más.
En conjunto, la Legislatura entrerriana gastará este año exactamente el doble de la partida destinada a dar alimento a más de 100 mil chicos que asisten a los comedores escolares, algo así como 20 millones de pesos para los 12 meses.
Aunque la repartición que maneja las partidas destinadas a poner un alimento en la boca de miles de entrerrianos este año sufrió algunos bemoles. En 2005 el área de Comedores tuvo una poda de recursos de casi 1 millón de pesos, que sumado al crecimiento de la demanda —no hay caso, el hambre de los pobres no se sacia nunca—, produjo un cóctel cuyos daños colaterales se están notando ahora.
De modo, pues, que el director de Comedores de Entre Ríos, Miguel Barbosa, cayó rápido en la cuenta de que el presupuesto que aprobaron los señores legisladores para 2005 no alcanzará a cubrir las necesidades alimentarias de la población más vulnerable.
Cada mes se invierten 1,8 millones de pesos en sostener el sistema de comedores escolares, y a ese ritmo los 20 millones asignados serán, a fin de año, notoriamente insuficientes.
Puesto en ese brete, el funcionario apeló a una medida que no resultó simpática, y que no prosperó: hizo un “reajuste” y reasignó partidas. A las escuelas que reciben un aporte de la Nación (ínfimos 25 centavos por chico y por día) no les acreditó el aporte provincial (60 centavos por chico y por día). De esa forma, pensó Barbosa, hubiese podido ayudar a “estirar” el presupuesto de comedores y, todavía más aún, ampliar el número de comensales en las escuelas.
No era ése el camino, claro.
En 2006, la proyección es que el sistema de comedores necesitará una suma extra del orden de los 5 millones de pesos, de modo de actualizar el valor de la ración, que sigue estancada en 60 centavos cuando debiera ser de 1 peso, y además aceptar nuevos comensales.
¿Habrá cambiado para entonces el mundo del revés?

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