Suele decirse que el peronismo es la primera fuerza política del país y el antiperonismo la segunda. Sin embargo, a ninguna de las dos corrientes les alcanza para ganar elecciones sólo con su caudal de votos propios. Ambas necesitan seducir a un tercio de la población que no son ni unos ni otros, un sector importatne cuyo voto es oscilante, mayormente desideologizado, que suele responder a intereses llanos y concretos, y a influencias que tienen que ver con lo inmediato y la coyuntura.
La encuesta sirve para notar que tantos unos como otros deben saber construir un discurso y llevar acciones que representen las expectativas de ese grupo numeroso, que es el que sigue definiendo la balanza a la hora de las elecciones, porque la suma de voluntades propias no es suficiente para construir mayoría.
La minoría que lo haga gana cualquier elección.
Ese tercio indefinido, los también llamados “ni ni”, según explican sociólogos y politólogos de diferentes corrientes, es lo que se dice un argentino “de a pie”, un civil despolitizado que escapa a los microclimas y disquisiciones ideológicas; por lo que, quienes pretendan detentar el protagonismo en la escena política, deberán lograr seducir y representar a ese sector para constituirse en mayoría.
Por otro lado, la misma encuesta señala cuáles son los cuatro asuntos que más le preocupan al argentino promedio: Desempleo, inflación, inseguridad y la salud, en ese orden. En tanto que la lista se engrosa con otras preocupaciones como la corrupción, pobreza, endeudamiento, cuarentena, educación y violencia.