El abogado manifestó que se han combinado diversos factores, algunos mediatos y otros más inmediatos, para que Concordia, en los últimos 15 años “esté en el podio de los más tristes rankings del país: pobreza, desocupación, subocupación e indigencia”.
La situación actual comenzó a gestarse “a fines de los 70, principios de los 80, cuando, como consecuencia del plan económico de la dictadura militar llevado a cabo por Martínez de Hoz, se produjo la quiebra de la gran mayoría de las industrias del país y de las economías regionales”.
Entre Ríos es una provincia “históricamente poco industrializada”. “Recordemos que Entre Ríos fue conocida como ‘la granja’ habida cuenta que la producción primaria era lo esencial en su economía”. En ese contexto, Concordia “tuvo la paradoja de ser la ciudad relativamente más industrializada de la provincia de Entre Ríos a partir de las agroindustrias. Industrias cítricas varias, existían dos o tres frigoríficos, se complementaba con alguna industria de cemento y con algún otro emprendimiento”.
Bordón agregó como otro factor que incidiría negativamente a posteriori, la construcción de la represa de Salto Grande. “Trajo conmigo un sinnúmero de población adicional a Concordia, operarios con sus familias que se trasladaban”. La finalización de la represa de Salto Grande, en 1979, “dejó en forma directa e indirecta a un montón de operarios sin trabajo, incluso de empresas que dependían del obrador de Salto Grande”.
El plan económico elaborado y puesto en práctica por la dictadura tuvo consecuencias letales para el tejido industrial del país. “El quiebre de las industrias se sintió en Concordia más que en cualquier otro lugar de la provincia”, explicó.
Inequidad económica inalterable
Bordón asegura que los gobiernos constitucionales no alteraron la matriz económica regresiva que impuso Martínez de Hoz. Incluso, añadió, el plan económico neoliberal se exacerbó en los 90 con el gobierno del presidente Menem y Cavallo como ministro de Economía. “Más bien diría yo que la democracia vino a darle un manto de legitimidad a la reversión de la distribución del ingreso, de la distribución de la riqueza social que es la obra más macabra que nos dejó la dictadura”, expresó.
Esta defección de los gobiernos democráticos al momento de dar un golpe de timón a la política económica influyó en las economías regionales. “Esto generó que fuera materialmente imposible y teóricamente no concebible que las economías regionales pudieran reactivarse sin que se pudiera reactivar la economía general, más allá de un caso puntual”, indicó.
Clientelismo político a gran escala
“Los gobiernos constitucionales generaron un clientelismo, un circuito de pobreza que, por efecto de las políticas clientelísticas-cautivas, asistencialistas, determinados grupos o partidos políticos hicieron que este circuito se profundice notoriamente en los últimos 15 o 20 años”, explicó.
Para el letrado, la miseria “pasó a ser un caudal de votos nada despreciable para los distintos gobiernos por los cuales ha atravesado Concordia, todos de signo justicialista, y en cada uno de ellos se agrava la situación respecto del anterior”.
Los gobiernos municipales a través de las gestiones de los diversos intendentes, “se valieron de esa pobreza, la expandieron significativamente en algunos casos y sobretodo se encargaron perfectamente de crear una cadena cada vez más indefinida de clientelismo que es la manera de garantizar votos”.
Ante la imposibilidad de revertir el modelo productivo que había impuesto la dictadura, los gobiernos entrerrianos y concordienses: “no tuvieron peor idea que capitalizar esos bolsones de pobreza en beneficio de su caudal electoral y llegaron a la conclusión que era más negocio seguir reproduciendo la pobreza y la miseria que buscar algún tipo de reactivación o limitación a la extensión de la pobreza”.
Efectos a largo plazo
Bordón tiene la sensación que la situación que vive Concordia: “no se va a revertir en el corto plazo, más bien diría que va a ser muy larga y bastante difícil de revertir”.
En primer lugar, expresó sus dudas respecto de un proceso de reactivación a nivel nacional de la economía. “Salvo algunos rubros muy puntuales, se sigue expandiendo la pobreza y la miseria y se está disimulado con los planes sociales que han avanzado y mucho”, añadió.
Los efectos devastadores del modelo neoliberal, para el abogado, han sido muchos más “nocivos” que en otras ciudades del país. “Hay una o dos generaciones de concordienses pobres en los cuales la miseria ha impactado en su conformación subjetiva y en su cultura de vida de manera muy dañina”, explicó.
Bordón aseguró que en la actualidad existen generaciones que no tienen referencias laborales. “En Concordia tenemos lo que hace 30 años no teníamos, gente joven que son pobres estructurales, que no tienen referencia de trabajo en su vida, no vieron a su padre con trabajo, tal vez tampoco a su abuelo”. El letrado compara esta situación con lo acontecido en las décadas del 60 y el 70 en el conurbano bonaerense, donde se radicaban “aquellos que se llamaban ‘cabecitas negras”.
El ex-candidato por partidos de izquierda advierte que los efectos socioculturales de la pobreza “son mucho más graves y difíciles de erradicar que la indigencia en si misma”. “Se ha generado toda una subcultura de la miseria y el clientelismo, de vender en última instancia el último trazo de miseria que se tiene a cambio de alguna dádiva que va a ser muy difícil eliminarlos de la subjetividad de la mayoría”.
Bordón incluyó a sectores de “la clase media desplazada” en el conjunto de personas que ven como una cuestión “privilegiada”, “prebendaria” y “azarosa” el poder conseguir un trabajo. “Se ha dado la particularidad que hemos naturalizado que conseguir trabajo efectivo y estable es una prebenda más aunque esto parezca paradójico y contradictorio. Hoy, quien consigue un trabajo y lo consigue a través de un favor político, lo considera una prebenda no muy diferente a conseguir un plan social o algún otro beneficio clientelar. Desgraciadamente esto está avanzando sobre algunas capas sociales que hasta no hace mucho tiempo era impensable”, manifestó.
Para Bordón, es tan nocivo para el que no tiene trabajo, “que se lleva la peor parte”, como en el que lo tiene, “que se considera un ser humano privilegiado”. “Esto es grave como cultura social”.
Para salir de pozo, se necesita un giro de 180º en la política económica del gobierno nacional, que no se advierte. Y además, lo más importante: “un proceso de reeducación de la gente, en el sentido de recuperar la dignidad de trabajar. En Concordia tenemos un largo camino, porque es muy difícil terminar con los bolsones de pobreza, marginalidad e indigencia, y más aún con la cultura y subcultura de la miseria, que es muy gravosa y muy dañina”, remató.