El artículo 41 de la Constitución nacional establece que: “todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley”. La disposición es clara al respecto y no deja margen alguno para cuestionar ningún fallo contrario al artículo.
No obstante, el viernes pasado, la mesa de Enlace de Gualeguaychú convocó a una reunión debido a la sentencia que restringe las fumigaciones cerca de las escuelas rurales. Los dirigentes indicaron que “el malestar de los productores es muy fuerte y si no hay decisiones claras por parte del gobierno se tomarán otras medidas de acción. Por lo pronto, si para el miércoles no hay una respuesta, se decidió realizar una movilización a Paraná”.
“Creo que, como ciudadanos, no dejamos de sorprendernos en estas cuestiones porque entendemos que haya intenciones de tener producción y demás. Es lo virtuoso que necesitamos, pero de ninguna manera poniendo en riesgo la vida concretamente. Los ciudadanos que están a favor de este tipo de cosas son los que después se postulan para conducir tanto la ciudad como la provincia”, dijo.
Los docentes debían quedar encerrados hasta que sintieran que, de alguna manera muy rudimentaria, “sintieran que se había ido el efecto de los que causaba el líquido con el que se fumiga”. Aunque es obvio, se debe remarcar que no solo hay docentes en las escuelas. “El glifosato no respeta edades ni tamaños. Todos estaban afectados: docentes y alumnos”, dijo Ávila.
Además, Ávila menciono que, en la Provincia, y en Gualeguaychú, hay leyes y ordenanzas que prohíben fumigar cuando hay viento. “Pero son cuestiones que ni se respetan porque las fumigaciones se hacen en cualquier momento”, expresó.
“Tenemos el caso de una escuela cercana a Gilbert (departamento Gualeguaychú)”, dijo en ese poblado vivían Alexis, de un año y medio. Rocío y Cristian, ambos de 8 años. “Los primos Portillo”, como los conocían en el paraje rural Rosario del Tala, poblado de Gilbert, departamento entrerriano de Gualeguaychú. En siete años, de mayo de 2000 a enero de 2007, los tres fallecieron. Norma Portillo, mamá de Cristian, denunció la contaminación del agua y apuntó contra el uso de agroquímicos en las plantaciones de soja que rodean la vivienda familiar. Luego de cada fumigación, los chicos sufrían mareos, vómitos y dolores de cabeza. El 15 de enero de 2007, dos días antes de la muerte de Cristian, las avionetas habían fumigado durante todo el día, según publicó Página 12.
“Eso no ha cambiado y nosotros, acá en Gualeguaychú, tenemos una ordenanza que circula que tampoco se puede vender glifosato en el ámbito de la ciudad, marca alguna cuestión en esa lucha que venimos llevando adelante. No solo como entidad sino como ciudadanos”, expresó Avila.
Más adelante, Ávila señaló que, desde Agmer, fueron uno de los organismos intervinientes que intervinieron en la apelación ante la decisión del gobierno de Entre Ríos que pretendía una distancia menor de 300 metros. “Fuimos querellantes en esa cuestión”, reveló Ávila.
“Como Agmer hemos iniciado hace tiempo esta cuestión de resguardar las escuelas y a quienes están dentro de las escuelas como los docentes y alumnos porque entendemos que estamos preservando la vida de quienes están en esa situación. Hoy no deja de sorprendernos esta cuestión en la que priman otros intereses más que la vida concretamente", dijo el gremialista.
“Nosotros lo hemos trabajado y lo vamos a seguir trabajando en cada una de las escuelas a través de una capacitación que tenemos de parte de la escuela de formación sindical de Agmer donde trabaja la compañera Mariela Leiva y otros compañeros, que es 'Paren de Fumigar las Escuelas' donde estamos de alguna manera marcando lineamientos para que cada comunidad educativa trabaje y la elaboración de un futuro protocolo para que sea oficializado y se tenga en cuenta cada vez que pasen fumigando con mosquitos o con aviones por cercanías de las escuelas”, dijo.