Cabe recordar que existe una cruenta batalla judicial entre los hermanos Aníbal, Juan Alejandro y Rufino Pablo Baggio, que consta de denuncias que incluyen acusaciones de lavado de dinero, evasión, competencia desleal, pago de sobreprecios, la presunta estafa de siete millones de dólares y una grave denuncia de María Celia Munilla, la madre fallecida de los Baggio, contra su hijo Rufino, apodado “Pino”, quien es el actual director de la empresa RPB SA desde diciembre pasado. Su madre dejó -dentro de una caja fuerte que ordenó abrir la justicia- una nota escrita en computadora y con su firma donde lo acusa como autor del robo de acciones al portador de una empresa familiar radicada en la República Oriental del Uruguay como así también la suma de 20 millones de dólares de una caja en el Banco Santander, sucursal Miami-Florida, a la que solo habrían tenido acceso tres personas: Rufino (padre, fallecido en 2006), María Celia Munilla (madre, fallecida en 2022) y Rufino Pablo Baggio (hijo), entre otras graves acusaciones mencionadas en la carta impresa y guardada en idénticos sobres de papel madera por duplicado.
La herencia
Dentro del cúmulo de bienes y propiedades que integran la sucesión millonaria, se encuentra la joya más codiciada: la empresa RPB SA, que además de ser líder del mercado de jugos abarca rubros como la elaboración de lácteos, vinos y aceites. Rufino Baggio y su esposa decidieron dividir el total del paquete accionario entre sus cuatro hijos: Juan Alejandro, Aníbal, Rufino Pablo y Celia, aunque el acuerdo establecido entre los padres garantizaba el control de los derechos políticos en manos de quien sobreviviera al otro.
Esos porcentajes no tuvieron efectos concretos hasta la muerte de la madre, quien mientras estuvo viva conservó el 60 por ciento del usufructo y los derechos políticos de las acciones.
Pero, “Pino” le compró la parte a su hermana y se convirtió en el socio mayoritario de la empresa, desobedeciendo ambos –quien vendió y quien compró esa porción accionaria que se convirtió en la ventaja de “Pino” por sobre el resto de los herederos- la voluntad de sus padres que, según allegados a la familia, instaban para que los cuatro hijos tuvieran participación en la empresa.
Fuentes vinculadas a Juan Alejandro y Aníbal Baggio sostienen que “la compra de las acciones de Celia, la única heredera mujer de la fortuna y el capital de la familia Baggio, habría sido posible gracias al dinero que habría sustraído de esa caja del banco Santander, sucursal Miami”, en los términos denunciados por la matriarca.
