Mariano Giampaolo, quien presidió la sesión por la ausencia de Alejandro Casañas, expresó: “automáticamente de conocida esta triste noticia, todos los concejales por distintas vías se fueron informando y proponiendo diversas acciones”.
A las 9, mañana viernes los concejales se trasladarán hasta el Campo del Abasto junto con los secretarios del Ejecutivo que tienen injerencia en el tratamiento de los residuos como Obras Públicas y Salud y Medio Ambiente, Luis Benedetto y Mario Imaz respectivamente. Los ediles realizarán una recorrida “in situ” para “poder actuar en consecuencia”.
Al respecto, DIARIOJUNIO intentó comunicarse con ambos pero Benedetto no atiende los llamados telefónicos desde hace tiempo. En tanto Imaz, luego de varios llamados infructuosos esta mañana a la secretaría de Salud, dado que estaba ausente en su despacho ocupado de reunión en reunión por la situación del Campo del Abasto, esta tarde se excuso por teléfono asegurando brevemente que seguía “muy ocupado”. De todas formas, esta mañana, el responsable del Medio Ambiente en la ciudad dijo a LT 15: “tendremos que ser un poco más estrictos”. Y mencionó el inicio de una investigación interna para determinar “cuanta responsabilidad” le cabe al municipio.
Si bien hubo un debate en el recinto, Giampaolo dijo que fue muy “criterioso” dado que convinieron evitar hacer un “uso político” de la muerte de Aldana. En cambio, indicó que primó un intercambio “serio” de opiniones apuntando más que nada a determinar que caminos seguir.
Aunque Mazaira pidió que la minuta fuese transformada en un pedido de informes, no hubo quórum en el oficialismo. “Esto le pareció a la mayoría de los concejales que no era necesario”, expresó Giampaolo. Aunque a los efectos puedan asimilarse, dado que en ambos instrumentos legislativos solicitan información que debe ser remitida al cuerpo, un pedido de informes establece un plazo o término para recibir una respuesta, la cual es de cumplimiento obligatorio, y una minuta es más laxa en ese aspecto.
“El problema de la basura es un problema de alta complejidad en las sociedades más modernas. El nivel de volcado de desperdicios que tiene la ciudad es realmente muy importante y hay que sumarles los desperdicios que vuelcan ciudades satélites”, mencionó en referencia a Colonia Ayuí, Estancia Grande y otras del departamento. A ello le sumó empresas que también vuelcan sus residuos en el mismo predio. “El tonelaje es muy importante”, recalcó aunque a favor mencionó que el campo es muy grande debido a que la extensión es de 250 hectáreas aproximadamente. “Se requiere de un ojo muy atento y de sistemas muy ajusta para que funcione correctamente”, acotó.
El edil aseguró que hay varias preguntas sin respuestas. Entre ellas, quien volcó el tacho que explotó, a que hora, con que controles, en que planilla, por que ingresaron particulares al predio, como lo hacen, por donde entran., etc. “Una vez que conozcamos todo podemos tomar una determinación”, señaló Giampaolo.
Lo real es que parece difícil encontrar respuestas escritas en planillas a varios de esos interrogantes dado la carencia de controles de cualquier tipo en el lugar. Aunque la ordenanza sobre residuos biopatogénicos, sancionada en 2002, establece que el centro de tratamiento debe llevar “un registro diario de los volúmenes de cenizas y/o residuos que dispone en el relleno sanitario”, DIARIOJUNIO ingresó ayer al Campo de Abasto y avanzó hasta el lugar del trágico incidente sin que nadie saliese al paso para interrogar quienes estaban ahí y con que motivos.
Los ingresos están completamente despejados de algún obstáculo por lo que las personas pueden ingresar a cualquier hora del día –además no hay alambrado perimetral por lo que puede entrar por cualquier lado- y desplazarse librementes por el basural. La única presencia visible de parte del Estado, indirectamente, es el galpón donde trabaja la cooperativa que recicla parte de los residuos que llegan allí.
Además llamó la atención la cantidad de frascos de vacunas abiertos arrojados en un lugar a cielo abierto, junto con cáscaras de naranjas desechadas por alguna industria citrícola. Cabe suponer que, una parte al menos de los residuos patológicos, son arrojados sin tratamiento alguno junto con desperdicios industriales. La norma sobre residuos biopatogénicos establece que los centros de tratamiento de ese tipo de desperdicios “dispondrán las cenizas y/o residuos inocuos que generan, en un relleno sanitario o de seguridad habilitado a tal fin en el Campo del Abasto u otro sitio que determine la autoridad de aplicación”. En consecuencia, de ninguna manera pueden quedar a la intemperie.