Domingo Rodas, con inconfundible tonada paraguaya, estaba sentado debajo de un cartel señalizador y aseguró que hace ocho días que estaba “parado”. Aseguró que sus colegas estaban todos “cansados” e “incómodos”. No tienen duchas ni agua corriente. “Nosotros tenemos un viático que recibimos de los patrones y eso se nos acabaron ya. Medio desesperados ya estamos”, expresó. En su caso, había salido con U$S 250 rumbo a Montevideo y hace dos días que no tenía dinero. “Si volvemos rápido, eso alcanza pero si estamos acá parados no alcanza. Tenemos que comer, varias necesidades”, sostuvo.
Sergio, otro chofer de un camión con patente paraguaya, también se dirigía a Montevideo pero desde el martes pasado se encuentra varado en la estación de servicio a metros del cruce de avenida Monseñor Rösch y la ruta 015. Sentado en la butaca del acompañante de un Scania negro, indicó que la inmovilización le provocaba perjuicios económicos. “Estamos comiendo de nuestras ganancias”, dijo. La mayoría de los camiones paraguayos cargan contenedores, algunos vacíos, y se dirigen al puerto montevideano. “El perjuicio es para todos porque la empresa tiene que pagar las demoras de los contenedores parados por día”, sostuvo Sergio.
El grupo más nutrido de camioneros, cerca de 50, estaba a escasos metros del piquete de la Asamblea. Uno de los choferes, paraguayo también, Jorge Antonio Ayala, apodado “Gato”, hizo de vocero de sus compañeros: “no estamos acá para vacacionar, estamos por razones de trabajo”, sostuvo. La pretensión es que el paso de frontera se abra, al menos, 4 horas diarias. “La empresa no te dice: ‘no te vayas porque está cortado’. Te dice ‘anda’ y tenes que venir. Somos empleados”, agregó. Consultado sobre el bloqueo de la ruta, dijo: “si no nos hacemos sentir, nadie nos va a hacer caso ¿Cuánto vamos a estar? ¿un mes, dos meses?”, añadió.
Rafael Didonato, socio-propietario de una empresa de transporte internacional uruguaya, dijo que le parecía genuina la lucha de la Asamblea, sin opinar sobre la cuestión de fondo. “Lo que nosotros pretendemos es que nos dejen trabajar. El puente es parte de nuestro trabajo”, expresó. Luego aseguró que todas las empresas de transporte de Salto, más los despachantes de Aduana y la gente que trabaja en los puentes tiene una fuerte vinculación con Salto Grande. “Esto trae una serie de consecuencias económicas que las empresas no las pueden absorber. Una semana más y no lo podemos absorber”, sostuvo.
Didonato, quien hizo de vocero del pequeño grupo de transportistas, dijo que sus clientes son importadores de productos argentinos. “Es muy complicado explicarles a nuestros clientes la situación porque, salvo en Semana Santa, el puente no fue cortado nunca”, sostuvo.