Lo dieron de alta con una vértebra fracturada

“Él estaba en la Schell de Calabacilla, hacía como 40ºc de calor y se fueron al arroyo Yuquerí Chico”, señaló. Francisco se arrojó desde una piedra mora “pensando que era profundo y pegó la cabeza en la arena”. Quedó inconsciente y comenzó a ahogarse. Cuando lo sacaron del agua, vieron que estaba morado y que había tragado mucha agua. Luego de hacerle respiración boca a boca, llamaron a la ambulancia de Benito Legerén y fue trasladado al Masvernat.
La madre, quien vive en el barrio Constitución, llegó cuando le estaban haciendo una tomografía. “Se quejaba mucho del dolor que tenía en la espalda, no se podía mover”. Por lo tanto, una médica de apellido Silva lo envía a rayos y le sacan tres placas. Posteriormente llegó el traumatólogo, Federico Tolomei, quien le dice a la madre “no tiene nada, no tiene fractura, no tiene nada, está todo bien”, le manifiesta. “El golpe le produjo una contractura muscular”. El joven ingresó el domingo a las seis de la tarde y el lunes a la 1:30 de la madrugada le dieron el alta, con unas pastillas de Diclofenac que debía tomar cada ocho horas para el dolor.
“Lo llevé a casa pensando que no tenía nada. Llegó duro, no se podía sentar, no se podía acostar, tenía que ayudarlo a ir al baño, inclusive hasta a bañarlo porque no podía por sus propios medios, tenía las manos dormidas, no le respondían los brazos”, indicó. Adriana, al ver que su hijo no mejoraba, lo llevó hasta el centro de Salud del barrio Constitución. La médica que lo atendió, al ver que no podía apretar las manos con fuerza, de inmediato lo envió de nuevo al Masvernat. “Evidentemente tiene un serio problema neurológico”, le dijo a la madre.
De nuevo en el hospital, las enfermeras los trataron de mala manera alegando que estaba contracturado. Uno de los médicos de la guardia de ese día, Federico Mahler, solicitó más placas y otra tomografía. “Ve el problema que tiene, llama al neurólogo (Bustamante) y me dice que tenía una explosión cervical y tenía que ser trasladado a Paraná”, señaló la madre. Al enterarse del nuevo diagnóstico, la madre se preguntó, “¿Por que me dijeron que no tenía nada?”.
Desde el miércoles de la semana pasada, Francisco está en el hospital San Martín, inmovilizado, con un cuello ortopédico por temor a una invalidez general. “Al golpear en la cabeza es como que el peso del cuerpo le hizo una explosión en la parte cervical, en la quinta vértebra”, dijo Adriana. Hace más de nueve días que la madre permanece junto a Francisco. “Hay que darle de comer en la boca, de la higiene se encargan los enfermeros. Está muy delicado”, acotó.
Mañana, a las ocho de la mañana, lo intervendrán quirúrgicamente. Según le explicaron los médicos, le realizarán un injerto óseo y le colocarán una prótesis. «Es una operación de cuatro o cinco horas”, dijo Adriana. “Esperemos que todo salga bien. Mi preocupación es que el salga bien de todo esto y que no queden secuelas. Sabemos que la parte neurológica a veces trae secuelas. Lo único que le pido a Dios es que quede bien”, señaló. Adriana agradeció a los médicos del San Martín por la atención.
Por su parte, el director del nosocomio dialogó con el hermano de Francisco. Luego de la reunión, pidió un informe a los médicos que lo examinaron. “Nosotros le vamos a pedir a ellos, le pedimos ya, los informes correspondientes”, dijo. El hermano adujo ante Elordi que el estallido de la columna se tendría que haber manifestado “mucho más groseramente que lo que supuestamente han detectado cuando lo evaluaron el domingo”. “Yo le tomé los datos y ni bien tenga el informe, lo llamo”, aclaró Elordi.

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