Libertad, Estado y Coronavirus

Antes de la revolución francesa las personas del común, tenían que tolerar las arbitrariedades y abusos de los reyes, quienes con el argumento de que su poder derivaba de dios directamente, disponían de la libertad, propiedad y hasta de la vida de la gente del montón, esto en pos de mantener sus niveles de vida a costa de la gente del pueblo. Luego de la Revolución, esto cambio, y los revolucionarios en pos de escapar de las formas de poder totalitario decidieron diseñar tres poderes y una constitución aceptada por todos a la que todos debían obedecer, cambiando así la lógica del poder de Dios a los hombres. Ahora, los hombres -en su mayoría- eran iguales ante la ley y debían respetarla, porque emanaba de ellos, ya no habría más prerrogativas de sangre y todos serian libres e iguales ante el poder.

La mayoría de los estados modernos adhirieron a la tradición y adecuaron sus sistemas legales y políticos en pos de incentivar, fomentar y tutelar la libertad individual para que nunca más ningún poder de ningún tipo pueda restringir la libertad.

De estas tradiciones liberales surge el principio de inocencia, lo que se traduce en que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario a través de un procedimiento legal estipulado que el propio Estado debe respetar a efectos de poder quebrar con dicho Estado. Una de las consecuencias del mencionado principio de inocencia es que todos los ciudadanos tenemos la posibilidad de circular libremente por donde se nos plazca sin que nadie nos lo pueda impedir, ya sea autoridad gubernamental (POLICIA, GENDARMERIA, PREFECTURA, NI NIGUNA FUERZA) ni persona civil (cualquier persona)

Hoy asistimos, novedosamente, a una legal y necesaria restricción de nuestras libertadas individuales, dictaminada por las autoridades gubernamentales Nacionales, Provinciales y Municipales. Sacrificamos nuestra libertad en pos de salvaguardar las vidas de todos los ciudadanos, hoy esta restricción es consensuada y apoyada por todos, entendiendo que el estado la dicta en pos de cuidarnos.

En la historia de nuestro país no abundan ejemplos de estos: el 24 de marzo del corriente, en cuarentena, recordamos un proceso donde las libertades individuales de los ciudadanos fueron gravemente afectadas por el estado, representado en ese caso por un gobierno militar de facto, quienes arrogándose facultades absolutas atentaron gravemente contra derechos humanos fundamentales, secuestrando y torturando personas, afectando derechos humanos fundamentales como la libertad ambulatoria, el principio de inocencia, el debido proceso, entre otros principios y valores necesarios para poder vivir en sociedad.

Es por esto que hoy en día sintiendo en carne propia el poder que tiene el Estado para restringir nuestros derechos fundamentales, es necesario reflexionar en pos de entender que la libertad de los ciudadanos no se negocia, que su restricción es temporaria, a precio de nuestra propia salud y bienestar, pero que una vez vencida la dictadura del Coronavirus tenemos la obligación moral y cívica de volver a valorar, defender y respetar los derechos humanos y participar en pos de lograr ser ciudadanos más libres cada día.

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