En sus argumentos la legisladora expresa que el Cura Brochero impulsó valores trascendentes que constituyen un ejemplo cívico en materia educativa, social y de salud digno de ser valorado e imitado, ante lo cual -según indica- la canonización constituye un acontecimiento de singular relevancia, ya que es el primer Santo que nació, vivió y murió en la República Argentina.
Gabriela Lena también señala que el 20 de diciembre de 2012 el Papa Benedicto XVI firmó el Decreto de beatificaron del Cura Brochero gracias al milagro que le atribuyó una junta médica del Vaticano: la recuperación de un niño que estaba al borde de la muerte y cuya sanación se atribuyó a la intercesión del sacerdote.
Quién fue el Cura Brochero
El sacerdote cordobés nació en el paraje llamado Carreta Quemada, próximo a Santa Rosa de Río Primero, el 16 de marzo de 1840. En 1856 ingresó al Seminario de Nuestra Señora de Loreto y en 1858 concurre a la Universidad Nacional Mayor de San Carlos. Tomó los hábitos de sacerdote a los 26 años de edad, en 1866, y el 10 de diciembre del mismo año dió su primera misa.
Brochero colabora en 1867 a socorrer los enfermos y moribundos de la epidemia de cólera que azota a la ciudad de Córdoba. El 24 de diciembre de 1869 parte de la ciudad de Córdoba para hacerse cargo del curato de San Alberto, actualmente conocido como el valle de Traslasierra, instalado en la localidad de Villa del Tránsito. Allí inició su misión edificando la “Casa de Ejercicios Espirituales de Traslasierra”. Organizó a los habitantes de esa región, entonces muy apartada, construyendo con los vecinos el llamado camino de las altas cumbres, incluyendo interesantes puentes de piedra, que al cabo de 200 km. unieron la población de Villa del Tránsito (actual Villa Cura Brochero) con la ciudad de Córdoba.
También luchó para que se extendiera el ramal ferroviario desde Villa Mercedes hasta Cruz del Eje, aunque no obtuvo el mismo éxito para que se trazara un ferrocarril desde la ciudad de Córdoba directamente hasta Villa del Tránsito.
En sus últimos años de vida el Padre Brochero enfermó de lepra, que lo dejó sordo y ciego. Caracterizado por usar un lenguaje popular, sus últimas palabras fueron “ahora tengo ya los aparejos listos pa’l viaje”.