Agregó que en ese encuentro, realizado en Montevideo, se contempló la posibilidad de «complementar (la instalación de las plantas) con inversiones en Argentina agregando valor al producto resultante de la producción uruguaya con beneficios de ambos países en materia de empleo, de exportaciones y, desde ya, del proceso de integración».
También pidió la realización de estudios «hechos por Argentina y Uruguay en forma conjunta con expertos internacionales independientes y visitando junto con representantes de las ONG plantas existentes en el mundo». Y, en una poco velada crítica al Banco Mundial, que realizó la primera evaluación del impacto ambiental, enfatizó que para este tema «no debe dependerse de organismos de crédito internacionales que han demostrado ser superficiales y, por ende, no serios».