¿ Latorre es una “traidora” y Cobos no ?

LA TRAICIÓN
La idea que existe sobre la acción de la traición es que es protagonizada por aquellos en los que uno confía y que, abusando de esa confianza, te meten el cuchillo por la espalda.
O sea, traidor es aquel que le hace creer a alguien una cosa que no es y, por tanto, cuando acciona, lo hace de un modo que nadie espera, menos el engañado.
Luego vendrán las interpretaciones, si hizo bien o mal, si se trató de una felonía, en fin, subjetividades que no cambian el hecho en sí. Es sobre esas subjetividades, sobre las usinas de esas subjetividades, sobre las que vale la pena reflexionar.
Para ponerlo en perspectiva, Malinche, la hermosa amante azteca de Hernán Cortés, por amor, por ambición desmesurada, o por ambas, traicionó a su pueblo, conspiró contra él y contribuyó a su derrota. De ella, los conquistadores hablaban maravillas, sus pares en tanto, la odiaron eternamente y la maldijeron.
Los romanos festejaron la actitud de Poncio Pilatos que, al lavarse las manos, alentó la condena y martirio, pero ¿que opinan los cristianos de él?. O de Judas…o los traidores luego de la invasión alemana a Francia, en fin, la historia, la religión y la mitología son prolíficas en ejemplos, no hace falta abundar.
En su momento y en cada caso, cada “traidor” tuvo sus detractores y alentadores.
Lo que sí hace falta preguntarse es ¿Cómo los recuerda la historia?. Librada de pasiones, la humanidad no tuvo dudas en ubicar a cada uno en el lugar que corresponde.
La traición -decía Maquiavelo- es el único acto de los hombres que no se justifica. Y agregaba: «los celos, la avidez, la crueldad, la envidia, el despotismo son explicables y hasta pueden ser perdonados, según las circunstancias; los traidores, en cambio, son los únicos seres que merecen siempre las torturas del infierno, sin nada que pueda excusarlos».

COBOS y REUTEMAN-LATORRE
Quizá esté de más recordar que Cobos, fue elegido en una fórmula encabezada por la actual presidente CFK. Se supone que quienes lo votaron lo hicieron para que defienda al gobierno. Bien, hizo lo contrario. Nada que no se haya visto antes, podrá decir Ud y tiene razón. Sin embargo, la pregunta es ¿conocemos algún caso en el que una traición haya sido elevada a la categoría de virtud, o que el traidor, lejos de verse como tal, sea considerado casi un héroe?
Esa sí sería una novedad. Y la es en Argentina
A esta altura ya nadie duda que la presentación que hicieron los multimedios, en especial los informativos de TV sobre las características del conflicto entre el gobierno y el sector más favorecido del campo, convirtieron a Cobos en un salvador. Si no hubiese sido por Cobos el país se incendiaba, sostuvieron todos para justificar su voto “no positivo” o esa memorable traición.
Luego de aquel hecho histórico y de la derrota electoral en Provincia de Buenos Aires y otras provincias del país, envalentonadas, las entidades del campo jugaron a atarle las manos al gobierno, trabándole las facultades delegadas y, con ellas, la posibilidad de fijar las retenciones. Si lo lograban, el gobierno iba a pasar a ser una figurita decorativa, lo hubieran vaciado de poder y las corporaciones encabezadas por la Sociedad Rural hubiesen (sin que nadie los votara) conducido el país. Ante esa situación, una senadora que acompañó al campo con su voto y su accionar, cambió de postura y firmó junto al oficialismo el dictamen de comisión que permitió el tratamiento en el recinto de la prorroga de facultades que ya había sido votada favorablemente en la cámara de diputados. Lo que siguió ya se conoce. El gobierno ganó la pulseada.
Cuando el hecho se conoció, la senadora santafesina aliada de Carlos Reuteman explicó porque había actuado como actuó. Dijo que esos sectores del campo son golpistas y “quieren que los Kirchner se vayan ya”. Por si alguno tiene dudas sobre el alcance de tales expresiones, Reuteman las despejó al decir “no entendió que esto era una batalla campal contra los Kirchner” y para que queden menos dudas aún le aconsejó que los “Kirchner se vayan cuando se tengan que ir”.
De seguir la línea de razonamiento con la que los medios primero y la sociedad después analizaron la actitud de Cobos, podría decirse que, igual que él, Latorre, salvó la institucionalidad del país. Sin embargo quien escribe y quien lee esta nota, sabe que no fue así. Latorre manifestó estar “mal anímicamente”, “muy deprimida” (aseguran algunos) y encerrada en su casa rodeada de policías que cuidan su integridad luego de ser amenazada.
Por si queda algún ciudadano que no entiende el valor de democratizar los medios de comunicación, vale este ejemplo.

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