“El 24 de septiembre hicimos una visita con el equipo técnico del Juzgado de Familia y, lamentablemente, las obras estaban en un 70 %”, indicó Martínez. Los detalles que aún restan terminar tienen relación con los sanitarios y con la seguridad de los internos. “Fueron todas peticionadas por el equipo técnico de la sala 8”, dijo el defensor.
El Juez de Familias comisionará a los médicos forenses, los asistentes sociales y al defensor del Juzgado para que concurran el jueves a última hora o el viernes a la mañana para comprobar que las instalaciones estén en condiciones. “Me dio la palabra el señor (Ricardo) Truffa (Director de la Zonal de Arquitectura) y el señor director del hospital (Omar Saporitto) que en el plazo de 10 días iban a estar las obras finalizadas en forma definitiva y sin ningún diferimiento más de los que ya venimos teniendo”, dijo. Ese plazo vence el jueves.
La intervención del Juzgado de Familias se inició con una nota periodística en julio de este año donde se describía la situación deplorable del servicio. “Nos constituimos a hacer un mandamiento de constatación y realmente lo que se constató fue deplorable”, expresó Martínez.
No tuvo dudas en señalar que el estado de la sala era “dantesco” y “una vergüenza”. Las falencias más chocantes eran: dos de los tres baños clausurados; funcionaba un solo inodoro; olores muy fuertes que salían del baño; los colchones carecían de funda y sólo tenían gomaespuma; los internos tenían ropa de cama; había vidrios rotos en las ventanas que daban al exterior en pleno invierno y no había calefacción. “Vidrios rotos y sin ropa de cama. Imagínese, era una verdadera tortura estar ahí adentro”, señaló.
“El colmo era que había un caño en un techo que perdía líquidos cloacales y, aunque parezca mentira, caían sobre la humanidad de los pacientes que estaban acostados”, recordó el defensor oficial.
El letrado discriminó entre el servicio humano y la infraestructura. “Las personas que están al servicio realmente tienen la capacidad y la humanidad que requiere ese servicio”, señaló.
Posteriormente, se firmó un convenio entre Tribunales y la Dirección de Arquitectura. “Fue satisfecho lo básico: se los proveyó de ropa, se solucionó el tema del caño, se arreglaron los vidrios”, dijo. Pero Arquitectura decidió mudar el servicio al primer piso, donde funcionaban las antiguas salas de internación 4 y 5. “Son muy luminosas, muy amplias, habría que ver como quedan finalizadas las obras”, sostuvo el Defensor.