Las necesidades sociales no son ‘oportunidades de negocios’

El gobierno nacional ha evidenciado su intención de desactivar los institutos de vivienda provinciales, sin explicar claramente el porqué, aunque es evidente que tiene puesta la mirada en las fabulosas ganancias que obtendrán los amigos del poder que harán el negocio.

Importar casas es un disparate supremo por muchas razones, entre las que también están las ambientales, además de ser un fracaso garantizado porque en este país, con una dirigencia que ha explorado todas las formas posibles de negociados, esto también ya se ha hecho y ha fracasado, como en su momento pasó con una importación a Ushuaia de miles de viviendas desde Finlandia.

Pocos recuerdan la casas prefabricadas Puutalo, esa era la marca, que hoy yacen desarmadas en depósitos de chatarra de la ciudad fueguina porque nunca fueron montadas, entre otras razones porque no se adecuaban a las necesidades y la cultura local, pero por sobre todo porque a quienes las trajeron no les importaba en lo más mínimo solucionar el problema de la vivienda de nadie, en lo único que pensaban era en las fabulosas comisiones que ganaban con el negociado.

Endeudar aún más al país, en miles de millones de dólares, para traer casas y/o componentes desde tan lejos es, por lo menos, un grave delito contra los intereses de la Nación además de una idea tan insensata que agrede la inteligencia del más desprevenido analista.

Sin ir muy lejos, en Entre Ríos, el INTA Concordia, viene experimentando y adaptando con gran pericia técnica la construcción de viviendas de madera con la materia prima que ofrecen las plantaciones industriales de la provincia.

El ingeniero Martín Sánchez Acosta trabaja en este tema desde hace muchos años y ha desarrollado equipos que dominan completamente las técnicas constructivas en base a la utilización de la materia prima local, logrando productos excelentes, perfectamente adaptados a las necesidades de las distintas regiones de nuestro país, además de atractivos.

Dominamos completamente la tecnología, tenemos la materia prima, tenemos la mano de obra ociosa para construirla, tenemos la necesidad de centenares de miles de unidades de vivienda de este tipo y no necesitamos ni un centavo de dólares o créditos para hacerlas. Bastaría la voluntad del gobierno nacional y una orden al Banco Central para que otorgue el financiamiento necesario, que por supuesto, entre otras cosas, no sería inflacionario porque se estarían generando bienes por el mismo monto de la afectación de dinero al tema.

En todo caso sería apenas una fracción -y sólo como ejemplo- de los miles de millones de billetes que se están destinando para pagar los dólares de las bicicletas financieras de los Lebacs que están vaciando nuestras reservas.

El gobernador Bordet permanece en silencio en este tema, que le brindaría la oportunidad de proponer y ejecutar programas de gran beneficio para la provincia, pero por el contrario, junto con la legislatura han manifestado su intención de habilitar la exportación de rollizos sin industrializar a BOTNIA (UPM), entre otras razones, dicen, para darle destino a nuestras plantaciones de coníferas. ¿Será que no ven el disparate que sería dar salida a una materia prima sin elaborar en lugar de industrializarla, creando riqueza, viviendas, puestos de trabajo y resolviendo graves problemas sociales?

Es criminal mirar las necesidades sociales como “oportunidades de negocios” más aún cuando quienes lo hacen son funcionarios públicos.

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