Las inundaciones provocaron en Entre Ríos la pérdida de 1 millón de hectáreas de pasturas naturales

Se estiman pérdidas millonarias, porque además de vacunos, cultivos y pastizales se sumará la disminución de calidad de los granos trillados, diversos problemas de logística por la acumulación de trabajos en las cosechas (si mejora el tiempo) y la destrucción de la infraestructura en caminos, la mayoría no mejorados.
“Las condiciones del tiempo no nos permitieron ingresar en los lotes hasta el miércoles, y el viernes volvió a llover, pero ya sabemos que va a haber mermas en la soja de primera, sembrada temprano y que no se pudo levantar a tiempo, porque el complejo de hongos, con esta temperatura y humedad, se multiplica rápidamente”, señaló Eguía.
Cuando se reinicien las cosechas “nos encontraremos con caminos en mal estado, alcantarillas rotas y una enorme acumulación de tareas, lo que supone problemas de logística”, anticipó la especialista.
Respecto de la ganadería, autoridades del Gobierno provincial ya reconocieron la muerte de 15.000 vacunos por ahogo, hambre o enfermedad, a causa de la creciente del Paraná y el anegamiento de zonas de islas. Pero los productores estiman que la cifra final será de 20.000 cabezas, lo que implica unos 12 millones de pesos perdidos, sin contar siquiera las desmejoras en el resto de los vacunos.
Por su parte, Bel indicó que “otra pérdida es la merma de la capacidad forrajera en un área en la que pastaban 700.000 animales. Estamos pensando que, a raíz de este fenómeno, pasaremos de los 5 millones de cabezas a 4,7 millones, es decir, entre caídas y vendidas bajaremos el stock en 300.000 ejemplares”.
Animales vendidos de apuro a precios menores por la falta de campo, venta de vientres para faena, arrendamientos encarecidos, consumo de alimentos que se preparaban para el invierno, costos superiores en transporte de hacienda en barcos y camiones son otros de los gastos superiores que los expertos evaluarán esta semana.
Asimismo, Bel admitió que existen diferencias con el gobierno en torno de los parámetros a tener en cuenta para declarar los campos bajos e islas zona de desastre. “No debe medirse por los animales muertos, sino por las pérdidas en pasturas, que son del 100%, y hay que ver qué mecanismos usamos para recomponer la situación del productor”, señaló al matutino La Nación.

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