Las escuelas que también sueñan con el techo propio

Luis Sciamarella es el director de la escuela secundaria Nº 18 “Vélez Sarfield”. El establecimiento de nivel medio funciona en la primaria Nº 1 que lleva el mismo nombre pero además en ese edificio también desarrollan sus actividades el profesorado de Educación Física, el Instituto Técnico Superior Empresarial y anteriormente estaba la Uader (Universidad Autónoma de Entre Ríos). “Hay una población estudiantil muy importante”, señaló.

La secundaria tiene 500 alumnos que se reparten en diferentes aulas de la planta superior y en dos de la planta baja. Incluso, las habitaciones de la casa de quien era antaño director de la escuela fueron transformadas en aulas y allí dictan clases cursos de no más de 20 alumnos debido al poco espacio disponible. Además en la planta baja la dirección y la secretaria se encuentran en un sólo ambiente reducido. Lo mismo sucede con la sala de profesores y la preceptoría, ámbitos que coexisten en una misma habitación divididos por una serie de armarios puestos en fila. “No es lo ideal”, señaló.

Sciamarella recordó que en 2010, durante su primera gestión como rector, comenzó a tramitar la construcción  del edificio propio. “Hay un expediente al respecto, el Nº 1.442.147 donde se solicita la construcción del edificio propio”, señaló.

En ese entonces, gestionaron junto con la Uader un terreno que pertenece a la escuela Técnica Nº 2 ubicado en la esquina de San Juan y Mitre. Allí proyectaban levantar un edificio de tres plantas.  Ese año, 2010, la Vélez Sarfield cumplió 100 años y hubo un acto académico en el salón de actos de la institución. “Estuvo el gobernador Sergio Urribarri y mencionó que iba a llamar a licitación porque tenia la intención  de que salga lo antes posible la escuela 18”, dijo.

No obstante, hubo un problema insalvable: el terreno. Hubo dos reuniones entre los directivos de ambas instituciones y finalmente no hubo acuerdo. Sciamarella recordó que “la gente de Técnica 2, haciendo valer que el espacio les correspondía, dijeron que querían construir algunos galpones para establecer una fábrica de indumentaria y algunos proyectos que tienen con financiamiento de orden nacional”. Y añadió que la Provincia tampoco “quiso pagar el costo político” debido a que las autoridades de la Técnica 2 habían anticipado convocar a los padres y hacer marchas y protestas si prosperaba esa idea. “No vieron con buenos ojos establecer allí un complejo educativo”, dijo. Tampoco se hizo la fábrica de indumentaria y el terreno sigue en el mismo estado de abandono que hace varios años.

Más acá en el tiempo, Sciamarella reflotó el expediente y ubicó tres posibles lugares donde establecer el edificio escolar: los terrenos del edificio de la clínica Segenovich recientemente demolida, los terrenos del Senasa en Brown y Ramírez y la zona de la ex Estación Norte cerca de calles Gobernador Cresto y Moulins.

El más viable es la zona del corsódromo. Sciamarella indicó que si bien está cerca de la Comercio Nº 2 no es un impedimento. “Alumnos para escolarizar hay siempre y faltan vacantes. Nosotros estamos a tres, cuatro cuadras, de la Técnica 2 y la Técnica 2 no tiene cupo para primero y segundo año y tampoco tenemos nosotros”, indicó. “Veo con buenos ojos ese lugar aunque no descarto los otros dos u otro lugar que la Dirección Departamental de Escuelas pueda tener en mente. Estamos observando donde podríamos construir en el caso en que esté el dinero y que haya decisión política. Voluntad creo que existe desde el momento en que se formó el expediente pero los tiempos de las instituciones van por carriles diferentes de los tiempos políticos”, dijo.

Una escuela con terreno 

La escuela secundaria Nº 25 “San Martín” funciona en el edificio que ocupa la primaria Nº 53 que lleva el mismo nombre, ubicado en San Lorenzo y Concejal Veiga. La escuela comenzó a funcionar en 1999 y en 2005 se empezó a solicitar la construcción de un edificio. Andrea Soto, la vicedirectora de la secundaria, indicó que el año pasado lograron la construcción de tres aulas sobre Concejal Veiga que alivianó la situación.

Soto dijo que compartir la escuela es “una problemática muy importante”.  En ese sentido, explicó que las clases se deben dictar a la tarde, desde las 17:30 hasta las 22:15, porque a la mañana no hay espacio. “Los chicos del ciclo orientado, de entre 14 y 17 años, salen de la escuela a las 10 de la noche”, dijo.

Además, a la tarde sólo pueden ocupar siete aulas del edificio escolar dado que el resto es ocupado por la primaria. Eso produce problemas de convivencia “bastante graves”.  Soto explicó que cuando los alumnos de secundaria están en clases, los de primaria se encuentran en recreo y viceversa. “Hay barullo, molestias permanentes, los chicos se ponen a jugar, golpean las puertas, tiran algo contra las ventanas. La convivencia se dificulta bastante”, dijo. Además los sanitarios son compartidos por menores de edad y adolescentes.

De la misma forma, Soto explicó que cuentan con poco personal administrativo y ordenanzas. “Tenemos solo dos ordenanzas y tenemos que repartirlos por turno. En cada turno tenemos una sola persona que tiene que limpiar las aulas, limpiar los baños, ayudarnos a cuidar el patio”, dijo.

Justamente uno de los problemas en la escuela son los accesos. En más de una oportunidad, han ingresado desde la calle menores que no pertenecen a la escuela a dirimir algún asunto pendiente con alumnos de la institución debido a que nadie controla las puertas. “Muchas veces han ocurrido hechos violentos. Son chicos del barrio con problemáticas del barrio que quieren resolverlas en la escuela. Tenemos exposiciones policiales por esa problemática”, dijo.

Al mismo tiempo, indicó que si bien las aulas son grandes, la cantidad de alumnos es numerosa. “Tenemos cursos de 35 a 37 alumnos. Eso es bastante complejo también”, indicó. “La matrícula ha crecido muchísimo, nosotros ya estamos en una escuela de segunda categoría ya que tenemos más de 500 alumnos, más que nada en el ciclo básico, porque el tercer, cuarto y quinto año la matrícula disminuye”, precisó.

Volviendo al reclamo del edificio, Soto dijo que hay un expediente en Arquitectura. “Hace poco tuvimos una entrevista con el director de Arquitectura de acá, el señor Mendieta, que nos decía que lo nuestro es sólo un  anteproyecto. Todavía no tiene el aval como para que nosotros tengamos la esperanza de que pueda salir en breve”, manifestó.

Por otra parte, confirmó que un edificio de dos plantas se construiría en un sector del terreno que ocupa la primaria. “Sobre San Lorenzo hay un espacio bastante importante y es posible construir ahí otro edificio”, indicó. “Eso aliviana un poco porque al contar ya con el terreno es más sencillo”, dijo Soto.

Por último, indicó que precisan el edificio propio porque los alumnos que viven en el barrio que terminan la primaria quieren seguir cursando en la misma escuela. “Si tuviéramos nuestro edificio podríamos brindar un mejor trabajo”, expresó Soto.

La última etapa

Silvana Elgart, directora de la escuela Nº 30 “Ernesto Che Guevara”, institución que actualmente funciona en la primaria Nº 74 “J.J. Valle”, indicó que la obra del edificio escolar comenzó hace poco tiempo luego de años de gestiones. “Comenzó a construirse en agosto. Hasta ahora no hay inconveniente alguno de fondos ni de nada. Estimamos que si esto sigue así para el año que viene tendremos edificio propio”, manifestó.

En ese sentido, vale recordar que la escuela contaba con un terreno ubicado en el barrio Fátima I para edificar el futuro edificio escolar pero fue intrusado hace seis años por un grupo de 11 familias vecinas. “Había vecinos que estaban asentados ahí y por un programa que había a los  vecinos los corrieron del lugar para hacerles las casas y las casas nunca salían”, señaló.

 “Se perimetró, se hizo todo el trabajo previo a la construcción. El tema era que los vecinos no querían salir porque no tenían sus casas”, señaló. Desde la escuela, directivos, docentes y alumnos acompañaron a los vecinos a realizar los trámites para obtener sus viviendas. Los vecinos no querían salir porque, si bien no querían ser un obstáculo, veían a la vez que era su única oportunidad para que se construyan las casas.

El 3 de junio se realizó una mediación exitosa entre funcionarios municipales y los vecinos. “A partir de  ahí empezó como a descontracturarse la cosa”, dijo Elgart. Hoy los vecinos están instalados al lado de las casas, cuidando sus pertenencias. “A las casas les falta muy poco: el techo y los sanitarios. Han avanzado muchísimo”, agregó.

 

 

 

 

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