El texto se llamaba “¡Oxímoron! La derecha intelectual y el fascismo neoliberall”. Publicado el 01 de abril del año 2000. Una joyita de introducción para principiantes al mundo neoliberal.
“La globalización -explicaba el subcomandante Marcos- ha sido posible, entre otras cosas, por dos revoluciones: la tecnológica y la informática. Y ha sido y es dirigida por el poder financiero. De la mano, la tecnología y la informática (y con ellas el capital financiero) han desaparecido las distancias y han roto las fronteras.
Hoy es posible tener información sobre cualquier parte del mundo, en cualquier momento y en forma simultánea. Pero también el dinero tiene ahora el don de la ubicuidad, va y viene en forma vertiginosa, como si estuviera en todas partes al mismo tiempo. Y más, el dinero le da una nueva forma al mundo, la forma de un mercado, de un mega-mercado.”
Si la tecnología y la informática han unido al mundo, el poder financiero que las usa lo ha roto usándolas como armas, como armas en una guerra… En la globalización se lleva a cabo una guerra mundial, la cuarta, y que se desarrolla un proceso de destrucción/despoblamiento y reconstrucción/reordenamiento en todo el planeta.
Para la construcción del “nuevo orden mundial” (…) el poder financiero conquista territorios y derriba fronteras, y lo consigue haciendo la guerra, una nueva guerra. Una de las bajas de esta guerra es el mercado nacional, base fundamental del Estado-Nación. Éste último está en vías de extinción, o cuando menos, lo está el Estado-Nación tradicional o clásico. En su lugar, surgen mercados integrados o, mejor aún, tiendas departamentales del gran “mall” mundial, el mercado globalizado.
Las consecuencias políticas y sociales de esta globalización son una figura de oxímoron reiterada y compleja explica el subcomandante Marcos: menos personas con más riquezas, producidas con la explotación de más personas con menos riquezas, la pobreza de nuestro siglo es incomparable con ninguna otra. No es, como lo fuera alguna vez, el resultado natural de la escasez, sino de un conjunto de prioridades impuestas por los ricos al resto del mundo (John Berger. Cada vez que decimos adiós. Ediciones de la flor. Argentina, 1997, pp. 278-279.); para unos cuantos poderosos el planeta se abrió de par en par, para millones de personas el mundo no tiene lugar y vagan errantes de uno a otro lado; el crimen organizado forma la columna vertebral de los sistemas judiciales y de los gobiernos (los ilegales hacen las leyes y “guardan el orden público”); y la “integración” mundial multiplica las fronteras.
Así que, si resaltáramos algunas de las principales características de la época actual, diríamos: supremacía del poder financiero, revolución tecnológica e informática, guerra, destrucción/despoblamiento y reconstrucción/reordenamiento, ataques a los Estados-Nación, la consiguiente redefinición del poder y de la política, el mercado como figura hegemónica que permea todos los aspectos de la vida humana en todas partes, mayor concentración de la riqueza en pocas manos, mayor distribución de la pobreza, aumento de la explotación y del desempleo, millones de personas al destierro, delincuentes que son gobierno, desintegración de territorios.
En resumen: globalización fragmentada.
Oxímoron fue, en primer momento, la figura que usaba “El sub” para desmenuzar, describir y resumir apretadamente ese nuevo orden mundial neoliberal apelando a una prosa y una lucidez que me encandiló desde el primer momento. El ensayo de Marcos es más largo y continúa con títulos tan inquietantes y sugerentes como “Un olvido memorable”; “El pragmatismo intelectual”; “Los clarividentes ciegos”; “El futuro pasado”; “El liberal fascista”; “La escéptica esperanza”…
Pasaron los años y siempre recuerdo aquel texto y sobre todo aquella figura retórica llamada Oxímoron: Una llave para disparar el pensamiento, la crítica, el análisis y el divague intelectual partiendo desde los opuestos y las contradicciones, desde la incoherencia y el contrasentido, desde la ironía y el sarcasmo, la subjetividad y la paradoja.
Bienvenidos a “Las crónicas de Oxímoron”, estimados. No sé adónde nos pueda llevar “esto” ni si servirá de “algo” pero digamos que a quién suscribe no le importa el destino sino el viaje. Al decir del mismo Subcomandante Insurgente Marcos: “… ya se sabe que nuestra especialidad no es la solución de problemas, sino su creación… ¿Su creación? No, es muy presuntuoso, mejor su proposición. Sí, nuestra especialidad es proponer problemas.”