La derecha es básicamente binaria, arma discursos con pocos recursos intelectuales y basados en ideas que ellos han ayudado a instalar culturalmente durante años. Por ejemplo que los políticos son corruptos, nadie más que ellos saben de esto, han sido y siguen siendo los que históricamente se han encargado de endulzarlos y animarlos como alentadores de negocios turbios.
El menemismo fue el cenit de estos grupos, el que les permitió todos los negocios nonc-santos. La ampliación infinita del actual multimedios desde los canales de TV aire y el cable, hasta las AFJP a través de las cuales esquilmaban a la sociedad y en especial al sector más desfavorecido como es el de los jubilados.
Eso es lo que explica porque a Menem y a Domingo Cavallo lo trataban tan bien los periodistas del grupo, Mirtha Legrand, Mariano Grondona y Neustad y tantos otros. Eso explica porque ese gobierno duró tanto tiempo a pesar de tratarse del gobierno más corrupto de todos los tiempos.
Durante esos años la sociedad pudo comprobar lo que era la corrupción. La brutalidad corrupta de esos años estaba habilitada socialmente por estos mismos grupos que alentaban la pizza con champán y la frivolidad más obscena donde valías según tenías.
Por esos años se hizo más famosa que nunca la idea que los políticos son todos corruptos, en rigor no había forma de desmentirlo, al contrario, no solo lo eran, daban asco.
Ahora, utilizan esa imagen, la trasplantan y la traen a la actualidad, haciendo lo imposible para que la sociedad no note las diferencias entre aquellos años de despojo y esta que, aunque alberga en su seno vastos sectores corruptos, ha demostrado ser en su esencia justamente lo contrario a aquellos años horribles que habían matado los sueños.
Por esta razón inventan que Kicillof (que renunció a cobrar sus haberes, de solo imaginarse un acto similar en el menemismo suena a una loquísima extravagancia), cobraba 400 lucas o al hijo presidencial con cuentas en el exterior de más de 80 millones de dólares.
Titulan así y la audiencia de esos medios consume, come esa porquería y repite sin enterarse en muchos casos que son todas mentiras y de patas cortísimas que se resuelven en minutos o en pocas horas o días.
De consumir esta mierda inconsistente es que la gente comienza a hartarse y por eso Asís aconseja que van a tener que cambiar de táctica si quieren mejores resultados.
LO ESCUCHE EN LA RADIO, LO VI EN LA TELE, LO LEÍ EN EL DIARIO
Cualquiera que haya visitado países vecinos sabe que lo mismo que se dice aquí, se dice, con mayor o menor intensidad, en Venezuela, en Brasil, en Uruguay, en Bolivia y en Ecuador, por solo señalar algunos de nuestros países vecinos.
Por lo mismo que decía al comienzo de la nota, está instalado socialmente que, si lo dice el diario o la tele-radio es verdad, se puede repetir con tranquilidad.
Eso nunca ha sido así, menos ahora donde tranquilamente se podría hacer un parangón con los años 90 y decir que la obscenidad corrupta de aquellos años es comparable con la obscenidad de hoy de esos multimedios para mentir de modo descarado, demostrando que la angurria de dinero que alentó el neo-liberalismo de los 90, hizo que los medios de prensa no sean la herramienta social para descubrir la verdad y convertirse en un contrapoder, sino todo lo contrario.
Los medios, a partir de la era neoliberal de los 90, son, en realidad, el ariete a partir del cual, sus dueños, aprietan, extorsionan, inventan, mienten con el único fin de defender sus negocios y el de sus amigos.
Quedó claro con la avanzada del agro-negocio en el 2008, lo siguió siendo luego con las AFJP, con la ley de medios y así podríamos continuar hasta el infinito citando ejemplos.
No sería disparatado escuchar o leer que un dirigente K mediante una tranza logró robarse una parcela de tierra en la luna valuada en 5 mil millones de dólares. El mismo grupo mediático podría publicar que fuentes inobjetables aseguraron que un vocero de Cristina anunció a funcionarios de primera línea que cada vez que aparezca publicada una información comprometedora sobre algún acto de gobierno, el emisor correrá la suerte de Nisman.
No tenga dudas que podríamos escuchar en la calle cualquiera de estos dos disparates comentados como los “últimos datos que no hacen más que demostrar el nivel de delincuentes que nos gobiernan”.
Si a pesar de todas las mentiras que difunden a diario y que a poco de andar se demuestran falsas salvo para ellos que las dejan correr, los lectores, televidentes o escuchas, siguen repitiendo como si nada, es que habría que rever aquel dicho de “la gente no come vidrio”.