El primero de los acontecimientos tuvo lugar el lunes pasado, en una tienda de regalos en plena zona céntrica de Chajarí, un sujeto que el día anterior había recuperado la libertad y salido de la Comisaría de Chajarí, armado con un palo con una punta filosa, asaltó y se echó a correr con el dinero sustraído a la mujer que en el interior del local trabajaba. La casualidad quiso que dos muchachos que estaban en su camioneta de reparto de una mueblería local vieran como el delincuente se lanzaba en rápida huida, lo que sumado a los gritos de desesperación de la encargada del negocio, motivo que comenzaran a seguirle el rastro en el vehiculo. Cuando la persecución se vio imposibilitada de seguir en coche, ambos se bajaron del rodado y comenzaron a ir tras sus pasos a pie. Luego de una carrera de mas de 500 metros por la zona de las vías del ferrocarril, uno de ellos lo alcanzó. Esquivando las estocadas que el malhechor con su improvisada arma le daba, el muchacho, Gonzalo Corradini, sufrió, también, la momento de sujetarlo mordidas en los brazos. Su compañero de trabajo, Cristian Lugrin, llegó al instante y entre los dos retuvieron al delincuente hasta la llegad a de la policía.
Pero además, en la tarde de este sábado, mientras una mujer se conducía en bicicleta por el barrio Guarumba de la ciudad, otro ciclista se le puso a la par y le sustrajo velozmente la cartera con dinero que ella llevaba en el canasto delantero. La mujer no dudó ni un instante en lanzarse en persecución del ladrón a bordo de su bicicleta. Al tiempo que recorrían las calles de la zona en rápida cacería, la víctima gritaba que había sido robada, seguramente en busca de colaboración de ocasionales transeúntes o conductores que observasen el cuadro. La mala fortuna para el ladrón se hizo presente al salirse la cadena de su bici, lo que motivó que se diera a la fuga a pie. Antes de hacerlo, arrojó la cartera sustraída minutos antes. La mujer recuperó lo suyo, pero el hecho no terminó ahí, ya que la oír sus exclamaciones, dos jóvenes de no mas de 25 años, empleados de un corralón, detectaron al ladrón que huía con su bicicleta a cuestas y lo siguieron en el coche en que venían desplazándose por la zona. Al ponérsele a la par, detuvieron el auto y tras una breve corrida, lo atraparon. La captura del delincuente -un correntino de 22 años con antecedentes- no fue sencilla, ya que el sujeto opuso mucha resistencia, y no faltaron unos cuantos golpes de puño para poder reducirlo. Minutos mas tarde, la policía se llevó al malhechor, que estaba siendo fuertemente custodiado por los jóvenes.