“En lo que va de la gestión, en estos cuatro años, ha ido tratando de que la escuela tenga todo lo que nuestros alumnos necesitan”, dijo Raimundo. Primero se edificó un muro perimetral, luego se realizó el recambio de la instalación eléctrica y se refaccionaron los techos. “El año pasado, con la ayuda de toda la escuela, dejamos el nivel inicial como pocas escuelas lo deben tener”, señaló. El jardín cuenta con un patio de juegos nuevo.
Pero, a su vez, el jardín es la única parte de la escuela que no cuenta con alarma. Y los rateros aprovecharon la situación. “Este fin de semana entraron, hicieron destrozos, se llevaron lo poco de valor que había porque la mayoría no está ahí”, indicó la directora. El botín de los malvivientes incluyó: una videograbadora, un reproductor de DVD, las golosinas del kiosco y una cafetera eléctrica. Lo único que se salvó fue el dinero del kiosco. “Las docentes tuvieron la precaución de llevárselo. Sólo quedaron monedas ahí: $ 20 se llevaron”, dijo.
Pero lo que caló más hondo fue el robo de los “regalitos” de los alumnos de nivel inicial que habían preparado para el Día de los Jardines de Infantes. “Fue lo que más les dolió porque ya estaba todo preparado para la fiesta”, señaló la directora.
En horas de la tarde, Raimundo se comunicó con la Dirección Departamental de Escuelas y su titular, Saúl Dri, le aseguró que mañana iban a enviar a personal técnico. La idea es conectar al sector que sufrió el ingreso furtivo con la alarma que cubre el resto del edificio escolar.
El desánimo embargó a las docentes al ingresar a la escuela esta mañana. “Da impotencia, tristeza”, contó la directora. “Yo hablaba con los alumnos de los dos turnos hoy y les decía que quería creer que no fueron los alumnos de la escuela los que robaron”, señaló. Luego de una especie de investigación que realizaron, junto con la Policía, determinaron a los presuntos autores del hecho. “Andan queriendo vender las cosas. No son alumnos de la escuela”, aclaró. Tampoco pertenecen al barrio donde se encuentra la institución sino que habitan en barrios cercanos al mismo.
Hace cuatro años que la institución no se veía envuelta en un hecho de índole policial. “No nos pasaba nada justamente porque pusimos alarmas; le hicimos ver a la comunidad que la escuela es de ellos. No es ni mía, ni de los docentes no del Estado: es de ellos. Todo lo que se pierde en la escuela lo pierden ellos, no nosotros. Nosotros estamos de paso”, reflexionó la directora.