Mario Velez, uno de los internos, expresó que lo fundamental “es aprender a no sentirse preso. Se puede perder la libertad de cuerpo pero de pensamiento y acción no. Afuera nos espera un futuro y tenemos que continuar”.
Tras la demanda de un grupo de personas privadas de su libertad interesadas en iniciar una carrera universitaria, desde el Servicio Penitenciario se comenzó a trabajar en conjunto con la Facultad de Humanidades, Arte y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader). Fue así que desde 2005 el Área Educativa de la Unidad Penal N° 1 de Paraná y el Área de Orientación al Estudiante (AOE), dependiente de la Secretaría Académica de la Facultad de Humanidades, iniciaron esta experiencia.
En ese marco, se firmó un convenio para que los internos de las unidades penales Nº 1 y 6 de Paraná pudieran acceder al cursado intramuros de las carreras ofrecidas desde la facultad.
El acuerdo se renovó el 15 de noviembre, ampliando la oferta educativa a la Unidad Penal Nº 4 de Concepción el Uruguay. De esta forma, a través de tutorías, se dictan clases para las carreras de Psicología con sus tecnicaturas de Acompañante Terapéutico y Pscicogerontología, Licenciatura y Profesorado de Historia, Geografía, Literatura y Ciencias Sociales. Actualmente son alrededor de 14 los internos que cursan bajo esta modalidad, entre las que se cuentan cuatro mujeres que son trasladadas a la unidad de hombres para este fin.
Experiencia mixta
Según afirma el coordinador del programa Educación en Contextos de Encierro, profesor, psicopedagogo y psicólogo, Claudio Salvador, es “inédito en el país” que les permitan a las internas de la Unidad Penal Nº 6 –femenina- pasar a la Unidad Penal Nº 1 –de hombres- para estudiar. “Si bien existen universidades que dan clases en estos ámbitos, no existe una experiencia mixta como la nuestra”, afirma, a la vez que deja en claro que se toman todos los recaudos del caso, trabajando para ello en forma articulada con la Justicia.
En referencia a esta experiencia, el director de la Unidad Penal Nº 1 de Paraná, Marcelo Sánchez, explicó que esto forma parte “de la idiosincrasia de nuestro Servicio Penitenciario y de los alojados, en cuanto a convivencia y respeto mutuo”. Aseguró que este tipo de actividades se desarrollan en conjunto entre las dos unidades “desde hace varios años” y que el resultado es “altamente positivo, tanto para la institución como para los internos. Se nota un cambio, una mentalidad nueva en algunos casos, cuando le ponen mucho interés y se dedican a esta materia. Esto es favorable tanto para la persona detenida, como para la sociedad”, subrayó.
Una oportunidad de realización
Tras señalar que el Área de Educación del Penal ya está trabajando en la inscripción de estudiantes para el año entrante, Salvador señaló que “se toma cada caso para ver de qué forma puede desarrollar sus estudios. Tratamos de que la persona vea la posibilidad de tener otra forma de socializarse y ver la vida en función del conocimiento”.
Sostuvo, a su vez, que el proyecto “nace con esta impronta de poder ayudar dentro de la cárcel. A veces se escuchan muchas quejas, pero hay que hacer algo para resocializar a estas personas. Uno de los mandatos de la universidad no es sólo dictar clases, sino también dar respuestas a las demandas sociales”.
Por otra parte, el docente consideró que “nadie está exceptuado de caer preso. Estudiar es una cuestión de posibilidades y hay mucha gente que no tuvo esa oportunidad. Hay personas que estudian con mucho esfuerzo”.
En cuanto a la incidencia del estudio en la resocialización, afirmó que según diferentes estudios “es muy poca la gente que estudia en este contexto y luego reincide. Se abre la posibilidad de que el preso pueda abrir otro campo de acción, que vea que hay otra forma de vivir. Es una herramienta que ayuda a construir un pensamiento y un modo de ser. Les abre la posibilidad de realizarse como personas”.
Un futuro que espera afuera
Uno de los internos que estudia Geografía, Mario Vélez, sostuvo que aún dentro de la cárcel “es un espacio para estudiar, aunque más difícil geográficamente o no bien visto por la sociedad muchas veces”. Comentó que eligió esa carrera “porque me gustaba hace mucho tiempo. Estando en libertad no lo pude hacer y hoy estoy aprovechando esta oportunidad para poder hacerlo aquí. Trato de aprovechar el tiempo de condena que tengo”, resaltó, a la vez que aseguró que en ese contexto “los tiempos son limitados para el estudio o el trabajo.
Es como la sociedad afuera, pero aquí más limitado todavía porque no tenemos todos los profesores, contamos con un sólo profesor que nuclea todas las materias”.
Respecto a su desempeño como estudiante, dice que es necesario “ponerse en la situación, en el momento. No todos los días en la unidad penal uno tiene ganas de levantarse a estudiar. Hay que hacer el esfuerzo, tratar en lo posible de salir adelante y progresar, porque afuera nos espera un futuro y tenemos que continuar. Eso es lo principal”, recalcó.
La libertad de pensar
“Siempre fui optimista desde que quedé detenido”, subrayó el interno. “Creo que uno tiene que aprender a no sentirse preso. Privado de la libertad es otra cosa, se puede perder la libertad de cuerpo pero de pensamiento y acción no. Ahí es donde está la clave de nuestro futuro”. En relación a sus perspectivas para el día de mañana, manifestó que “todo cambia, el tiempo no se detiene porque uno esté privado de la libertad aquí. Tal vez la sociedad, en la que yo vivía, no nos permite acceder a muchas cosas por pensamiento lógico o prejuicios hacia los presos”.
En tanto, sobre la experiencia de estudio, indicó que “son espacios pocos vistos desde la sociedad. Piensan que aquí sólo hay problemas y que todos somos delincuentes. Estos espacios llenan muchas veces los vacíos que dejamos afuera, por trabajo, familia u otras cosas”. Consideró también que lo fundamental es que “quienes nos brindan este espacio nos abren diferentes puertas. Está en nosotros poder elegirlas. Creo que la parte de reinserción social la hace uno. Los espacios son amplios y uno tiene que apartar su cabeza de los problemas para estudiar y rendir. No se trata de tener capacidad, porque todos tenemos diferentes capacidades, lo que hay que tener es fuerza de voluntad”, dijo Mario.
El cursado
La modalidad de cursado depende de la condición judicial de cada interno. El coordinador señala que “algunos vienen a la facultad porque optan por una salida estudiantil, así como otros lo hacen por razones sociolaborales o familiares. Otros vienen acompañados por agentes penitenciarios vestidos de civil que los esperan en la puerta mientras el interno cursa en el aula”. También hay algunas materias que se dictan dentro de la Unidad Penal , como las troncales: Epistemología, Teoría Social y del Estado y Semiótica.
Algunas materias de Psicología se desarrollan con los tutores en la Unidad Penal y después los alumnos rinden como alumno regular o libre en la facultad. Esta misma modalidad se utiliza para carreras como Geografía e Historia. “Así como está la autonomía universitaria, también está la autonomía en relación a las cátedras. Vamos haciendo pequeños encuadres y trabajamos con los titulares de cátedra para ver qué nos posibilitan ellos en relación a la condición de los internos”, comentó.
Lectura, debate e informática
Además del convenio, el proyecto fue presentado al Programa Nacional de Voluntariado Universitario, que está orientado a profundizar la función social de la universidad, siendo seleccionado en dos oportunidades. “Eso nos ayudó a crear distintos espacios”, relató Salvador a la vez que contó que, de esta forma, se creó la biblioteca Color Esperanza y se dio forma a un gabinete informático.
La biblioteca fue conformada con libros provenientes de Nación y múltiples donaciones recibidas por parte de la ciudadanía. Actualmente, se están haciendo trámites para que tenga libros académicos de la facultad. La biblioteca está abierta para toda la población de la cárcel, que son alrededor de 400 internos. La sala de informática, que es considerada una herramienta pedagógica, cuenta con un capacitador provisto mediante un convenio con la Dirección de Adultos del Consejo General de Educación. De esta forma, otros internos que no son estudiantes de la facultad acceden a cursos de capacitación en Word y Excel. La sala de informática no cuenta con conexión a Internet.
También se adquirió un televisor y un reproductor de DVD con los fondos del voluntariado y “se está haciendo una experiencia de ver películas en forma comunitaria y grupal”, sostuvo el coordinador. “Después se plantean debates, tanto con los internos que están asintiendo a las distintas carreras, como con los que no son alumnos de la facultad. La idea de quienes trabajamos desde el voluntariado, es que estas acciones no sólo sean un beneficio para los internos que cursan las carreras, sino que también implique llevar todo lo que sea el conocimiento y la cultura a otros internos; que sea una labor social dentro del Servicio Penitenciario”.
Política institucional
“Todos los decanos apoyaron el proyecto”, recalcó el docente. “Uno puede tener ganas de hacer cosas, pero si no cuenta con el apoyo de las autoridades es muy difícil llevarlas adelante”.
Rescató, a su vez, que hubo buena disposición de parte del Servicio Penitenciario y que “gestión a gestión el proyecto se va afianzando. Podríamos decir que ya es un política institucional”.
Informó, además, que en Concepción del Uruguay hay cuatro internos cursando materias y que la idea “es ir abriendo esta posibilidad” en todos los lugares donde la Facultad de Humanidades tenga carreras. “Ahora se está comenzando con un interno que estudia en el tema informático, que es también una facultad de la Uader”, resaltó.
En relación a la nueva Ley que prevé la conmutación de la pena a presidiarios que terminen la escuela secundaria u obtengan títulos universitarios, Salvador consideró que “es un aliciente”.
Igualmente, opinó que “la gente que quiere estudiar lo hace más allá de esto, porque ve que hay otra forma de economizar el tiempo dentro del servicio. Es un mito que se tiene todo el tiempo del mundo ahí dentro, hay que luchar contra los ruidos y la envidia en algunos casos. A veces no todos los que están adentro del pabellón entienden que otro quiere hacer algo distinto, son cuestiones humanas”, concluyó.