LA UNIDAD : De un equipo y un pueblo que alentó, nos convirtieron en campeones del mundo

Una multitud nunca vista, un pueblo que le hizo pito catalán a la grieta

AHORA INVENTAN OTRA GRIETA : MARADONA Vs. MESSI…ALFONSIN FERNANDEZ

Los mismos odiadores de siempre, los que se solazan con la puteada fácil, con la opinión ligera, con la descalificación del otro, son los que ahora nos dicen que Messi es mejor que Maradona. O sea, nos lo dicen los mismos que lo querían a Messi renunciando a la selección, los que lo mandaban a vivir a España.

Ahora, el Messi campeón del mundo, el mejor de todos, les sirve para que confrontemos y nos peleemos en vez de aceptar que cada uno es lo que es, que cada uno es hijo del tiempo que le tocó vivir, que somos antes que nada un producto social y no una pura individualidad.

La que va es que Messi y Maradona nos hicieron campeones del mundo y ambos son nuestros, argentinos, que pelearon por la camiseta. Lo hizo Diego con Inglaterra, lo hizo Lío con Francia. Ambos nos enseñaron que el egoísmo no le gana a nadie y que el compañerismo, la amistad, el respeto y la admiración por el otro y NO la envidia, son los valores que nos hacen grandes.

Pero este es un relato esperanzador que no les va a los que se sienten dueños del país. Con un país y un pueblo así, ellos quedan empequeñecidos y con menos capacidad para incidir en nuestro ánimo. Este 20 y 21 de diciembre no fue el asalto a supermercados, fue el asalto a la alegría a la euforia y al placer de ser ARGENTINOS.

Debemos saber esto y repasar quienes fueron los que durante este mes y medio nos tiraban el ánimo al piso y quienes alentaban a nuestra selección, quienes creyeron y apostaron a pesar de una primera derrota impensada.

 

 

NO ES SOLO FUTBOL

La nunca vista manifestación de ayer nos hizo dar cuenta que no solo fue el futbol lo que produjo esa imponente marea humana de festejo. Ahí había un sentimiento profundo, una gigantesca necesidad de saber que si queremos, podemos. Messi quiso, la selección quiso, Scaloni quiso y se pudo.

El hecho identitario de sabernos parte de un colectivo que tira el carro para el mismo lado, nos hace sentir fuertes, capaces, alegres, esperanzados y sobre todo necesitados de empujar al de al lado a sentirse parte de esa alegría y compartirla.

Lo de ayer fue eso, 4, 5, o 6 millones de argentinos que pudieron abrazarse a una bandera que nos representa a TODOS no a una minoría.

Esa minoría llena de privilegios está atontada, nada les salió como esperaban, Argentina ya es campeón del mundo y la gente está feliz. En este diciembre al menos NO PODRÁN MEDRAR con el dolor y la angustia de un pueblo desanimado.

El trabajo de la selección y lo de ayer, alienta. Un equipo, un pueblo, todos empujando para el mismo lado.

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