Pero más que nada, podríamos decir que el problema no es cómo ellos entienden (o no entienden) al peronismo, sino, a partir de eso, cómo entienden (o no entienden) al pueblo argentino. Tomemos el ejemplo de las últimas elecciones generales donde Scioli llega desde el peronismo, Massa se reconoce peronista, Macri hizo guiños, hasta inauguró una estatua en honor al general, y dijo al pasar ser peronista y De La Sota también de origen peronista. ¡Cuanto porcentaje de votos tenemos ahí? Pongamos el 90 % y esto a más de 40 años de la muerte del líder. Esa sería la cantidad de habitantes o porción del pueblo que no estaríamos viendo lo que ese grupito de iluminados ve.
Claramente la cosa es al revés y es la ceguera histórica del radicalismo la que les hace creer que el enemigo no es la oligarquía ni el imperio o sus socios locales sino el peronismo. Así actuaron en la historia, por eso no dudaron en aportar para derrocar a Perón vía bombardeos en el 55 ni en sentarse alegremente en la junta consultiva mientras por la noche y en los basurales fusilaban peronistas.
La frase de Perón a la que nos referimos (la única verdad es la realidad) suena como una blasfemia en la boca de un socio del neoliberalismo. En boca de alguien que pertenece a un partido que no tuvo prurito en prestar su estructura al conservadurismo más rancio, negacionista del terrorismo de estado y entregador de Malvinas, para que acceda al gobierno y someter de nuevo a la Argentina a los designios del imperio vía el endeudamiento feroz.
La realidad, que es la única verdad, es que millones de argentinos que hasta Diciembre del 2015 comían hoy no lo hacen. La realidad, que es la única verdad, es que millones de argentinos a esa fecha tenían trabajo y hoy lo han perdido. La realidad, que es la única verdad, es que millones de pibes y jóvenes que recibían cada año su computadora hoy no la reciben. La realidad, que es la única verdad, es que millones de jubilados recibían gratis sus medicamentos y hoy no los reciben. La realidad, que es la única verdad es que los docentes tenían paritarias nacionales y aumento siempre superiores a la inflación y hoy les ofrecen migajas.
La realidad, que es la única verdad, es que los trabajadores este verano debieron dejar de usar el aire acondicionado porque ustedes decidieron que eso era lujo e ilusión. La realidad, que es la única verdad, es que ustedes devaluaron y pusieron el dólar a 16 para beneficiar a las exportadoras sacándole el pan de la boca a millones de hermanos.
Hoy se toma menos leche y se come menos carne al tiempo que aumentan las exportaciones de esos productos.
Ustedes llevaron al país a encabezar la lista de países que más se endeudaron en 2016 en 48 mil millones de dólares, la mayoría para gasto corriente. Podría seguir enumerando datos indiscutibles y accesibles para todo aquel que quiera ver, pero ustedes miran para el costado por qué prefieren seguir buscando sacar alguna pequeña ventaja electoral mientras el país se hunde. Mención especial merecería la herramienta que utilizan para construir esa realidad y la lectura que hacen de esa realidad. Es que su Presidente quiere establecer la medida de su éxito dibujando esa medida.
Por último, por más que con torpeza los amigos radicales para congraciarse con los poderosos sigan acusando a los peronistas de feos, sucios y malos, la realidad dolorosa que le imponen al pueblo seguirá siendo la única verdad.
