La trampa de Macri que deja a 500 mil mujeres sin jubilación

La precariedad del mercado de trabajo argentino genera condiciones para que una gran cantidad de personas que han trabajado toda la vida, cuando llegan a la edad correspondiente, no cuentan con los aportes necesarios para jubilarse. Esto es así, porque se han desempeñado la totalidad o una parte de su vida como trabajadores informales y/o se vieron afectados por la desocupación a lo largo de las sucesivas crisis que caracterizan la historia económica de nuestro país. La falta de aportes no radica en una decisión personal del trabajador o la trabajadora, como en muchos casos se intenta instalar. Sino que se debe a las condiciones estructurales de un mercado de trabajo muy precario que afecta a más de un tercio de la población que trabaja activamente.

Esta situación de precariedad es particularmente grave en las mujeres: los últimos datos de desempleo al primer trimestre 2019 muestran que las mismas cuentan con 2 puntos porcentuales más respecto de los varones y se ven afectadas por el 37% de empleo no registrado que supera el 34% promedio. Ahora bien, comprender las razones por las cuales las mujeres se ven más afectadas que los varones por el desempleo y la informalidad laboral, implica preguntarse por el trabajo reproductivo y de cuidado que las mismas realizan de forma no remunerada dentro del hogar. Según el INDEC, las mujeres dedican 6 horas diarias al sostenimiento del hogar, lo que constituye una verdadera jornada laboral sin remuneración. Esto genera peores condiciones para salir al mercado de trabajo, pero, además, constituye una jornada laboral en sí misma que debería ser reconocida como tal.

La moratoria previsional constituyó una medida de justicia social y equidad de género. En primer lugar, por el reconocimiento a las personas que tuvieron una vida laboral no registrada (donde las mujeres son mayoría). En segundo lugar, por el reconocimiento al trabajo de las mujeres que se desempeñaron como amas de casa en el hogar. Tal es así, que más del 80% de las personas jubiladas por moratoria fueron mujeres. La propuesta del gobierno para los y las que no cuentan con los aportes necesarios para jubilarse es el otorgamiento de la Pensión Universal para Adultos Mayores (PUAM) que comprende solo el 80% de la jubilación mínima y levanta el umbral de la edad jubilatoria. Esta es la alternativa con la que cuentan los varones en edad de jubilarse sin los aportes necesarios, ya que la moratoria para ellos ya no está vigente.

A raíz de los reclamos de la oposición y el movimiento feminista, el gobierno decidió prorrogar por tres años la moratoria previsional para las mujeres a través de la Resolución 158/2019 de ANSES, pero sin modificar el año de corte para “comprar” los años de aporte que falten, que sigue ubicado en 2003. El año de corte se estableció cuando se sancionó la Ley 27.260 en 2014 y en la práctica implicaba la posibilidad de declarar los 30 años sin aportes y entrar en la moratoria. Sin embargo, ni la prórroga del 2016 (al sancionarse la Ley de Reparación Histórica) ni la prórroga actual consideraron esta situación, acotando sucesivamente los años computables y dejando a las mujeres con pocos o nulos años de aporte y cercanas a jubilarse, afuera.

Considerando los datos oficiales de INDEC, en toda la Argentina a fines de 2018 se estiman 1.076.028 de mujeres entre 55 y 59 años que estarían cerca de cumplir con la edad para jubilarse en los próximos años. De todas ellas, sólo el 55% (588.248) tienen aportes, mientras que el restante 45% (487.780) no ha realizado aportes y no podrá obtener la jubilación por moratoria porque, con la línea de corte en 2003, no llegan a sumar los 30 años necesarios para obtener la jubilación. Este es el caso paradigmático de las amas de casa que trabajaron toda su vida sin aportes. Si tomamos el ejemplo de una mujer que quiere jubilarse en 2019 porque cumple 60 años y comenzó a trabajar a los 18 años, en 1977, tiene la posibilidad de “comprar” años de aporte a través de la moratoria sólo desde el lapso entre 1967 hasta 2003, lo que suma 26 años y no alcanza a los 30 años necesarios para jubilarse.

Para el caso de las mujeres entre 57 y 59 años (las que entran en edad jubilatoria durante esta prórroga) con pocos aportes, la única alternativa es obtener los 4 años que faltan para llegar a 30 con posterioridad a 2003, escenario poco probable considerando que, contaban con más de 40 años y toda una vida de trabajo informal o reproductivo.

En definitiva, si bien la extensión de la moratoria previsional para mujeres es una victoria, dado que el proyecto del gobierno es el otorgamiento de subsidios a la vejez como constituyen las PUAM, es fundamental señalar el componente altamente restrictivo del mantenimiento de la línea de corte en 2003, que deja afuera fundamentalmente a las que trabajaron toda la vida en el hogar. Es necesario tratar la moratoria por Ley para actualizar el corte y convertirla en una medida verdaderamente universal como lo fue en su origen.

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