La tentación de ser como Perón o parecerse a Urquiza

Independientemente de la simpatía que genere entre nosotros la figura de Don Justo José de Urquiza, existen datos históricos acerca de sus aportes y sería necio, impropio, desconocerlos. Su figura convirtió a Entre Ríos en una de las provincias más importantes del país, de hecho, gracias a él, Paraná fue capital del país ; Urquiza fue uno de los principales motores de la unión nacional, impulsó la redacción de la Constitución Nacional de 1853 y resultó el primer presidente tras su aprobación 1854/60).
Gobernó Entre Ríos en varios períodos (1841; 1845 y1860), en total casi 20 años y ha sido considerado uno de los gobernantes que más celo puso en el impulso a la educación
Con esta historia como carta de presentación es entendible que, un entrerriano, gobernante y dirigente político, quiera parecerse a él. La tentación debe ser fuerte, mucho más si las formas aportan a la confusión.
Haber conservado el poder durante más de 20 años ininterrumpidamente, es cosa seria ; haber logrado tres gobernaciones en elecciones libres, también, igual que Perón, ni más ni menos, aquí las formas vuelven a coincidir, otra vez.
De hecho que, para un gobernante peronista no debe existir tentación más grande que lo comparen con el líder indiscutido de la fuerza a la que pertenece. Digamos que para un funcionario peronista, sentir que alguno de sus partidarios repite que “se parece a Juan Domingo Perón”, es el éxtasis, puede resultar “la música más maravillosa” para esos oídos. La tentación de alcanzar ese objetivo, a no dudarlo, debe ser directamente proporcional a ese placer.
Similar al caso de don Urquiza, a Perón se lo puede vituperar, de hecho todavía hay mucha gente que lo hace. Sin embargo, quien puede desconocer que fue Perón el creador del IAPI encargado de controlar todo el comercio exterior (antes en manos de un sector minúsculo) ; que mediante su Plan Quinquenal promovió las industrias agrícola y energética ; que construyó el primer Alto Horno en Zapla y cambió el valor del salario ; que desde Héctor Campora hasta su muerte, el ingreso de los trabajadores era casi del 50 % de la renta nacional ; que produjo la movilidad social más fenomenal de la que el país tenga memoria. A simple vista por lo menos, parece un poco más que pagar los salarios los primeros días de cada mes.
No hace falta ser peronista para reconocer que en esa época se nacionalizaron los ferrocarriles, los sistemas de telecomunicaciones, el gas, la mayor parte de la energía eléctrica, la navegación de ultramar y de cabotaje, la aeronavegación. Se nacionalizó el seguro. Que en 1945, por decreto Nº 302, se instituyó el mes de aguinaldo anual. Que en 1947, para la fabricación del acero, se formó SOMISA (Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina). Se logró una mayor proyección de Fabricaciones Militares. Se eliminó la enseñanza religiosa en las escuelas y se instauró el voto femenino.
Que durante su mandato se consagraron los principios al trabajador, a la ancianidad, se puso el capital al servicio de la economía, que, aún respetando la propiedad privada se trataba de que esta no confronte con las necesidades sociales, intervención y monopolio del Estado en ciertas actividades.
En fin, para un peronista que vive repitiendo en las tribunas su pasión por la justicia social, por la equidad, lograr que haya quienes lo encuentren parecido a Perón, y que ese dicho remita a esta memoria colectiva, debe ser algo fabuloso.

POR ENTRERRIANO Y PERONISTA
Ahora bien, se puede entender que haya quienes tienen demasiado apego a las formas y nada a los contenidos, pero de ahí a determinadas confusiones existe una distancia difícil de soslayar.
En otras palabras, se puede haber ejercitado el poder en forma ininterrumpida por más de 20 años y, desde ese costado parecerse a Urquiza ; se pueden haber ganado tres elecciones por el voto ciudadano en elecciones libres y sin proscripciones de ninguna naturaleza y parecerse a Perón que también ganó tres elecciones. Pero creer que esas coincidencias pueden habilitar a sentirse parecido suena demasiado fuerte.
Ni Perón ni Urquiza dejaron a sus pueblos en la ignorancia o la miseria ; Urquiza y su proyecto de país permitió que, al final de esa generación se pasara del 80 % al 20 % de analfabetismo ; con Perón y por primera vez los hijos de trabajadores pudieron acceder a la Universidad y el obrero decir que tenía un hijo doctor.
En tiempos de Perón fue que se conoció el fenómeno de la ocupación plena, bien distinto a encabezar la grilla de la desocupación
Para terminar con el estado de guerra permanente y lograr la unión nacional, Urquiza, que estuvo estrechamente vinculado a Juan Manuel de Rosas, terminó jugando a favor de Domingo Faustino Sarmiento. Un cambio impresionante, sin dudas, pero… ¿ habilitaría a decir que no es más impresionante que venir del menemismo y hacerse kirchnerista ?.
Para dar por tierra con el supuesto parecido habría que decir que a Perón lo persiguieron ; a Urquiza lo mataron y a…ni una cosa ni la otra, no da el perfil, no hay porque.
Claro que, como todo tiene una explicación, podría decirse que los tiempos han cambiado y que la sociedad entrerriana –en particular los ciudadanos que están en condiciones de pensar cuestiones trascendentales más que en la supervivencia diaria- debe creer que, al fin de cuentas, estos últimos veinte años no le ha costado tan caro y hasta ha hecho buenos negocios.
Además de observar como pequeños detalles esto de tener que enrejar puertas y ventanas, mantener a sus hijos hasta los treinta años y a sus padres hasta la muerte, mudarse a barrios exclusivos, pagar seguridad privada las 24hs, trabajar, en algunos casos, 18hs y encerrarse en casa temprano, pagar por la salud, la educación y evitar en los paseos dominicales las patéticas y lastimosas imágenes que se presentan fuera de los circuitos turísticos de nuestras ciudades.

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