La tasa de reinserción laboral del Plan Jefes de Hogar es baja

Sólo en 2004, en el tercer año de ejecución, el Plan Jefes y Jefas de Hogar Desocupados, que nació bajo la administración del ex presidente Eduardo Duhalde como una malla de contención a la creciente pauperización social del país, empezó a transparentar el universo de beneficiarios al que llega —actualmente 41.900 en todo Entre Ríos— y produjo las primeras bajas de importancia. De los 12.461 subsidios de 150 pesos que dejaron de abonarse en los tres años, un 83 % fue el resultado de cruces de información entre distintos organismos de control que derivaron en la eliminación de los listados de personas que no cumplían los requisitos básicos para estar dentro del plan.
De esa forma, de los 51 mil Jefes que existían en la provincia, la merma paulatina ubicó el padrón actual en poco más de 41 mil.
Al inicio del programa, en 2002, 2.697 beneficiarios quedaron afuera del Plan Jefes; en 2003, hubo 2.818 bajas; y este año, fueron 6.946. Pero el dato más significativo es que del total de las bajas que hubo entre mayo de 2002, cuando nació el Plan Jefes, y octubre de 2004, sólo en el 17 % de los casos (2.106) fue por haber ingresado al mercado de trabajo, según un informe que produjo la delegación local del Ministerio de Trabajo de la Nación. Para explicar por qué las bajas se producen recién al tercer año de funcionamiento, el argumento oficial es que al comienzo del plan los organismos no estaban preparados para hacer controles informáticos de las bases, y con el paso del tiempo se han ido equiparando sistemas. Y hoy se sabe si el cónyuge tiene obra social, o aporte de ART, y en alguno de esos casos o de otros, se produce la baja en forma automática. “Hay muchos controles que nos permiten ver la situación de los beneficiarios, y si son incompatibles con el programa, se les da la baja”, dicen desde la Gerencia de Empleo del Ministerio de Trabajo.

Solo la mitad de los beneficiarios hace la contraprestación

El Plan Jefes, un programa de inclusión social que surgió como respuesta a la profundísima crisis social que se desató en 2001 y que ubicó a más de la mitad de la población por debajo de la línea de pobreza, comenzó a funcionar en todo el país entre el 4 de abril y el 17 de mayo de 2002, con un menú básico de requisitos a cumplir para acceder al beneficio. Las condiciones que exige es ser argentino, nativo o naturalizado, o extranjero radicado en el país; ser jefe o jefa de hogar y encontrarse en situación de desocupación; tener al menos un hijo menor de 18 años, o tener hijos de cualquier edad con discapacidad; y además se incorporó la obligatoriedad de la constraprestación. Aunque no todos cumplen este último requisito: en Paraná apenas la mitad lo hace.
La socióloga Mariela Rothman, a cargo de la Gerencia de Empleo de la delegación local del Ministerio de Trabajo de la Nación, opina que la instrumentación del Plan Jefes modificó la estructura del empleo y la tasa de desocupación, al generar mayor presión sobre el mercado laboral producto de la incorporación de población que antes estaba inactiva. El rol principal en ese cambio lo constituyeron las mujeres, que en Entre Ríos representan el 64 % de los 41 mil Jefes de Hogar.
En mayo de 2003, la tasa de empleo en Paraná creció 2,8 puntos producto de la presencia de 6.800 Jefes de Hogar, y la desocupación, que fue del 13,6 %, sin contar la existencia de ese subsidio, hubiera trepado al 17 %. Y entre mayo de 2002 e igual mes de 2003 el desempleo en la capital provincial cayó 6,8 puntos, y de no haber existido el Plan Jefes, la merma sólo hubiera sido de 3,4 puntos.
La “ocupación” de los Jefes de Hogar que amortiguó las tasas de desempleo en los últimos años constituye, en realidad, empleos precarios, temporarios y de ningún modo genuinos, ya que se trata de la “contraprestación” a los que son obligados como parte del subsidio de 150 pesos que perciben mes a mes. El Componente Solidario de Inserción Laboral, incorporado al Plan Jefes y Jefas de Hogar y por el cual las empresas pueden contratar por seis meses a beneficiarios, descontando del salario básico del convenio laboral los 150 pesos que ya reciben, no tuvo la respuesta esperada.
Mauricio Escobar, director del Consejo Consultivo que monitorea el Plan Jefes en Paraná, admite que la reinserción en el mercado formal de trabajo es todavía una asignatura pendiente. Para la empresa privada incorporar un Plan Jefes equivale a blanquear mano de obra, y según la Encuesta Permanente de Hogares, la mitad de los asalariados en el Gran Paraná está “en negro”, una modalidad de contratación que abarata costos, y ese es un dato del cual los funcionarios toman debida nota.
“No se da la reinserción como esperábamos. Lamentablemente la situación se da así. Estamos pidiendo que las empresas privadas nos den una mano porque la gente quiere trabajar; la gente pide trabajar”, dice Escobar.

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