Los especialistas no relacionaron este dato con la posible incidencia de los campos electromagnéticos, debido a que la OMS (Organización Mundial de la Salud) no reconoce que exista una relación entre ambos factores.
Pero los trabajadores no se sintieron conformes y decidieron acudir al Ministerio de Trabajo de la Nación. La Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) efectuó una inspección y recorrió las instalaciones en compañía de los trabajadores en noviembre del año pasado. La recorrida se realizó en simultáneo con la margen oriental; allí quedó en manos de la Inspección de Trabajo del Uruguay.
Los resultados del estudio fueron derivados a un expediente abierto anteriormente en la SRT. Allí también se investiga la posible incidencia del asbesto (fibrocemento) en la salud de los trabajadores. Ruíz Díaz explicó que actualmente está prohibida la utilización de ese material para la construcción de tanques de agua. Ese tipo de elementos se encuentra en las paredes del edificio y en las chapas del techo. El temor es la absorción por vía nasal del polvillo que podría dispersar la estructura.
Las autoridades, de todas formas, en 2003 decidieron desalojar a quienes trabajaban en ambos edificios, que se encontraban en un primer piso a poca distancia de las líneas de alta tensión. Ahora, cerca de 70 personas se ubican en el edificio de Relaciones Públicas.
Preocupación en la margen uruguaya
La directiva de la ATUGS (Asociación de Trabajadores Uruguayos de Salto Grande) reveló que el edificio que ocupa el sector administrativo está construido con amianto y asbesto, que es un material cancerígeno. “Llevamos más de 20 años trabajando allí adentro y algunos compañeros sufren las consecuencias”, se señala en una nota publicada el viernes pasado por el diario Cambio de Salto.
En los edificios ubicados a ambos lados de la central eléctrica en la planta superior funcionaron la gerencia general y subgerencia. Según destaca la nota, el 8% de quienes trabajaron en ese lugar sufrieron enfermedades oncológicas; varios de ellos fallecieron.
El sindicato oriental subrayó que la investigación solicitada por CTM fue ocultada. No se brindó la información al Ministerio de Salud Pública ni a la Organización Mundial de la Salud.
“Dijeron que no podían ser los campos electromagnéticos, pero sobre ese edificio a pocos metros pasan las líneas de alta tensión. Está prohibido construir algo. Justamente en ese lugar trabajaron unos 250 compañeros y hay cerca de 20 con problemas oncológicos”, se señala en otro de los párrafos.
La publicación subraya que el porcentaje de enfermedades oncológicas es alto: “si lo comparamos con otras áreas de la empresa. Al mismo tiempo resulta muy sugestivo que los gerentes se hayan mudado a otros edificios más alejados, pero exponen al personal a permanecer en ese lugar”.
Ruidos molestos
Los empleados uruguayos que trabajan en la central y en las estaciones bajo los campos eléctricos, sufren los ruidos de la maquinaria, lo que les provoca problemas de salud.
“Los talleres no tienen porqué estar inmersos en un ambiente inapropiado. El playón destinado a guardar las máquinas bien puede alojar a los talleres sacándolos de la central”, se destaca en la nota.
El gremio exige reacondicionar el sector de los almacenes para que los empleados que se desempeñan en la gerencia administrativa pasen a ese lugar. “No se precisa desarrollar edificios nuevos, alcanza con mejorar lo que ya se tiene”, dicen.
Si bien hace tres años que existe una resolución de la CTM para que uno de los talleres pase a ese lugar, “hasta el día de hoy no se hizo absolutamente nada”.
El ATUGS expresó que: “esas son las cosas que nos molestan, de las delegaciones anteriores y de la actual, porque sigue actuando de la misma manera. Nosotros decimos que hay un agujero negro, que se traga todo y nada se resuelve”.