“El uso de venenos en la agricultura empieza no hace mucho tiempo. Se hizo agricultura sin venenos la mayor parte del tiempo desde que el hombre hace agricultura. Nosotros creemos que en algún momento que la ganancia debe dejar lugar a la vida. De lo contrario, no va a haber ganancia que sirva para algo porque no va a quedar nadie”, dijo Bevaqua.
“Los legisladores cuanto tienen voluntad, o todas las personas cuando quieren hacer algo, lo hacemos. En este caso, quienes tienen que tomar estas decisiones no tienen voluntad de hacerlo”, dijo.
A través de la página de Facebook que tenemos ‘Paren de Fumigar’ se conectó una docente rural del departamento Victoria informando que en pleno horario de clases, un mosquito (un vehículo fumigador autopropulsado) fumigaba en momentos en que daban clases. “Lo que sucedió es lo que sucede habitualmente y desgraciadamente es habitual que suceda mucho más de lo que nosotros conocemos”, explicó.
Entre estudiantes, docentes y no docentes había cerca de 60 personas. El mosquito fumigaba sin siquiera cumplir con la reglamentación “dispersas y laxas” pero que están, remarcó Bevaqua. Una de ellas señala que las fumigaciones deben avisarse con una antelación de 48 horas. En ese momento, la secundaria estaba en clases y la primaria en recreo, el viento hacia la escuela, o sea, todo el veneno llego de lleno; la cocinera tuvo un ataque de asma, otros docentes sequedad de boca, ardor y picazón en la piel, ardor de ojos y dolor de cabeza.
Además se deben tomar en cuenta muchísimas precauciones como el viento, la temperatura y la humedad. “De por sí la deriva es incontrolable pero usted imagina que si se está aplicando un producto que se vuele y si hay viento para el lado de la escuela, el producto va a ir para el lado de la escuela”, explicó. “No se puede controlar el viento”, dijo Bevaqua. Más adelante, Bevaqua dijo que la resolución de la Secretaría de Agricultura menciona que se debe permitir 50 metros de distancia entre las fumigaciones y las zonas pobladas aunque la distancia es irrisoria. “Pretender controlar la deriva a 50 metros es un disparate”, recalcó.
Pero para el productor es “difícil” controlar lo que requieren las “buenas prácticas”. De actuarse en base esas buenas prácticas, a entender de Bevaqua, “no se podría hacer el trabajo”. Eso deja en claro que se trata de una práctica “muy peligrosa”.
Los docentes de las escuelas rurales van todos los días de marzo a diciembre. Un lote de soja recibe cuatro fumigaciones al año. “En realidad muchas veces se hacen entre seis y ocho”, acotó. Aunque no se realice en horarios de clases, la deriva es “incontrolable” y el producto persiste a los lugares, docentes y niños sufren los efectos.
Bevaqua dijo que se ha encontrado trazas de glifosato en una escuela en el pozo de una escuela a 50 metros bajo tierra. Por ello, teniendo en cuenta que hasta el agua de lluvia contiene glifosato, el entrevistado dijo que no podía precisar que distancia debía guardarse desde las zonas pobladas a los sectores donde se realizan fumigaciones.”Hay que empezar a transitar el camino hacia otro modelo de agricultura”, señaló. “Está comprobado que se puede hacer fumigación en gran escala sin la utilización de venenos”, recalcó.
En tanto, Blanco dijo que tomó en cuenta una ley vigente sobre Agroquímicos que establece que debe existir una distancia de 3.000 metros entre una fumigación aérea y una vivienda habitada o una escuela rural. “La verdad es que eso hoy no se cumple”, señaló. Respecto de los 50 metros exigidos para las fumigaciones manuales, dijo que tampoco se cumple dado que a menos de esa distancia de las escuelas están los campos.
De la misma forma, el senador de Cambiemos recalcó que la OMS estudió el impacto del glifosato en el cuerpo humano y ha confirmado que produce malformaciones congénitas en los embriones y diferentes tipos de cáncer en niños y adultos. De hecho, la mayoría de los casos oncológicos que se atienden en el hospital Garrahan (Capital Federal) en niños provienen de la zona del Litoral.
Blanco integra la comisión bicameral de la Legislatura donde se analiza el proyecto de restricción a las fumigaciones. Dentro de la misma hay productores rurales que defienden sus intereses favorables a la producción agrícola. No obstante, dijo que desde su bancada iba a defender la salud de los entrerrianos “cueste lo que cueste”.