“La sociedad cuando olvida tiene retrocesos”

-¿Quién sos Nacho Monna?

Nacho Monna: Jaja, qué pregunta. Uno se reconoce como un ser humano que tiene muchas facetas. Justo estos días me acordaba de una nota que me habían hecho para el diario El Heraldo: ‘Nacho Monna, un joven de hoy’ Yo tenía 17 años entonces y era una nota, una foto, y preguntas relacionadas a todo lo que hacía en ese momento. Yo formaba parte del coro Tahil Mapu, de un octeto vocal de blues, de una banda de rock. Hacía bastantes actividades. La nota se la pedí a mamá de casualidad hace 4 días, sabiendo que ella tiene todo guardado y me envió una foto. Esa nota fue publicada un 21 de noviembre y, casualmente, este domingo, 21 de noviembre, hacemos la ‘Marcha del Orgullo’. Pienso en la conexión de esto con aquello, de jóvenes de Concordia que alguna vez tuvieron la mirada de alguien, de algún adulto que les prestó atención, que vio algo…  

– ¿En qué momento descubriste que el arte era tu camino?

NM: Desde muy chico decía que quería ser actor. También quise ser mago en un momento y mi tío me había enviado de regalo un juego de magia. Mi tía me había hecho una capa. Me puse a aprender algunos trucos y animaba cumpleaños para niños. Me divertía mucho con eso, pero también me lo tomaba bastante en serio. Sentía que era algo que deseaba para mi vida. A eso de los diez años, les insistí mucho a mis viejos para una audición que hacía Eliseo Subiela en Buenos Aires a la que me terminaron llevando. Era algo muy insistente de mi parte.

– Imagino que no debe ser fácil para los padres cuando un hijo elige una profesión poco convencional

NM: En mi casa ya había eso de fomentar lo artístico. No fue algo sorpresivo. Te diría que fue una vocación acompañada. Por ahí, en el entorno, podían haber voces que decían ‘che, pero arte dramático va a estudiar el pibe’. 

-Tu formación teatral en Concordia dónde la hiciste

NM: Primero hice teatro en la secundaria, en la escuela Borges, pero no me gustó el modo. Era un teatro de textos leídos. Fue en la Dirección de Cultura, cuando Juan Carlos Miggoni era el director, que empecé a tomar clases y ese mismo año participé en la primera obra con 13 años, en el festival de Colón. Se llamaba ‘El Arca de Fin de Siglo’, la mitad del elenco iba bajando por el río Uruguay en balsa hasta Colón donde se reunía con el resto para hacer la presentación principal. El elenco más chico, que viajaba por el río, iba parando en los pueblos y hacía fragmentos de la obra. Yo viajé directo a Colón. No me dejaron viajar en la balsa porque era muy chico. Era una obra muy interesante. El ‘gordo’ (por Carlos Miggoni) tenía una manera poética de contar los problemas sociales, las cuestiones comunitarias, los sueños para una sociedad mejor. En ese momento, por ejemplo, estaba el tema de que querían privatizar Salto Grande y en algún momento todo el elenco gritaba `!Salto grande, no, no no!’. Hasta que me fui de Concordia, toda mi formación actoral fue en la Dirección de Cultura.

-¿Cómo es la vida de aquel que elige una carrera no tradicional por decirlo de alguna manera? Se pueden imaginar aventuras y desventuras, toda esa idea romántica de una vida rica en experiencias y emociones, esas ideas de fama y fortuna, que pueden chocar con la frustración y la desilusión, con pasarla mal, con entrar en conflicto con lo que uno eligió…

NM: Todo eso existe en el camino. No hay fórmula. Lo interesante es cómo se desenvuelve uno en una sociedad que tiene ciertos mandatos de éxito y donde el arte no suele estar incluido. No nos olvidemos que tengo 40 años y todo esto lo hice cuando tenía 20, en los noventas. Pero el deseo era muy grande. Me puse muy metódico. Me dediqué a formarme, a ser todo lo bueno que podía en lo que hacía. Cuando me fui a Buenos Aires me inscribí en lo que ahora es la Universidad Nacional de las Artes. En ese momento era el Conservatorio Nacional de Arte Dramático. Me anoté para audicionar. Eran dos semanas para tomar clases y después tenías que hacer la presentación del trabajo que llevabas preparado. Un monólogo o unipersonal corto. Y, después de eso, el listado de quién queda y quién no. Yo me había anotado para el turno tarde y quedamos ocho. En ese momento el sistema era así. Cuando yo lo hice era como la serie “Fama”: ‘acá empiezan a pagarla’, decían. Le podían cagar la carrera a cualquiera. Vos podías llegar todo ilusionado y escuchar que te digan ‘vos no servís para esto’ y cosas así. Eran maestros de la vieja escuela y mi formación atravesó la transición hacia la nueva universidad, pero mi título es de Actor Nacional. Es el viejo. Al terminar pudimos hacer una serie de equivalencias para poder realizar luego los posgrados. 

-¿Cuál fue tu primer trabajo profesional como artista en Buenos Aires?

NM: El primer año fue de estudio y de tomar cuanta clase podía. Estuve en el coro de la UBA, tomé clases de canto, de danza. 

-¿Tu fuerte es la comedia musical? Trabajaste en varias

NM: No creo que el musical sea el género. Aunque mi primera audición en Buenos Aires, mi primer trabajo profesional como actor fue en la obra de Alejandro Dolina, “Lo que me costó el amor de Laura”, que es un musical. No es el género musical de Broadway, pero es un teatro musical. Es una opereta, una historia contada con canciones Ahí trabajé con Julia Zenko, Marián Farías Gómez, Los Huanca Hua, Mercedes Sosa, a excepción de Serrat que no estuvo en la puesta, estaban todos los que participaron de la realización de la obra. Mario Meichty fue quien le insistió a mi papá para que yo vaya a esa audición. Todos ellos escuchaban el programa de Dolina “La venganza será terrible”, por ahí se enteran. Canté ‘Canción con todos’ de César Issella. Me acuerdo que Federico Mizrahi, el pianista, me pregunta ‘¿te queda bien en esta tonalidad?’ Después me preguntaron si podía cantar un tono más alto, les dije sí. La canté. Dolina desde la platea me pregunta ‘¿Qué edad tenés?. Diecinueve, le digo. Chasqueó los labios, miró a alguien a un costado y dijo ‘con razón’. ‘¿Con razón, qué?’, pensé. Era que mi aspecto era de más jóven. Quedé e interpreté al personaje de Dolina cuando era niño. 

-¿Cómo es pegar una obra así, llevar meses de ensayos y funciones y después volver a quedarte sin trabajo quién sabe hasta cuándo? Supongo que la incertidumbre es una constante con la que se convive

NM:Lo primero era no creermela, estaba recién en segundo año de la carrera. Después es volver a la vida de estudiante, comer fideos y arroz. Seguir formándote. Fue un gran trabajo, una gran experiencia, pero yo quería terminar la facultad. Yo creía mucho en la formación. Tengo otros amigos que pegaron trabajo, siguieron actuando profesionalmente y no siguieron haciendo la carrera. Son caminos válidos también. 

-¿Cuando te fuiste al exterior, fue por falta de oportunidades acá, porque tenías algo concreto afuera o te lanzaste a la aventura? 

NM: Me pasaron dos cosas: una era que estábamos viviendo el post 2001, era bastante incierto todo. Yo igual vivía del teatro, tenía contrato en el Cervantes, había trabajado en varias obras. De hecho, en un momento, hasta me avergüenzo del sueldo que tenía porque lo comparaba con los federales que cobraban acá, con mi vieja laburando en el hospital por dos mangos. Empezás a tomar conciencia de la desproporción de algunos sueldos. Y también tenía ganas de viajar un poco, de ver otras cosas, de vivir un poco de mundo. Me fui a Alemania a ver qué pasaba. De todas maneras tenía una agenda con una lista de audiciones que había averiguado y me había inscripto, ya había internet en ese momento. Llegué a Berlín. Allí estudié un semestre de danza contemporánea en la escuela de una coreógrafa muy conocida, ya fallecida, Pina Bausch. Después estuve haciendo asistencia de dirección en unas producciones de ópera. Luego me fui a audicionar para una compañía de teatro en Italia. Una audición enorme de un mes de duración. Quedé con un contrato de trabajo por un año y medio. Con esa compañía conocí Polonia, Rusia, Turquía, Austria, Grecia, Francia, Holanda, Túnez, Eslovaquia. Por último, me fui a Moscú. Ya había estado con la compañía dos veces ahí, pero volví por tercera vez solo, para trabajar para un director de esa ciudad un repertorio de obras de Chejov con un grupo de actores y actrices franceses. Por último, ya en modo aventura, tomé el tren transiberiano desde Moscú a Pekín, 10 días de viaje, 9500 kilómetros. Tenía la ilusión de volver cruzando el pacífico, pero no me alcanzó el dinero, así que volví en tren a Europa para cruzar por el Atlántico.

-Vuelvo a lo mismo, ¿mucha incertidumbre en la vida del artista?  Trabajaste en compañías importantes, en proyectos grandes, y de golpe por ahí te encontrás con que estás otra vez viendo qué vas a hacer

NM: La vida de cualquier ‘freelance’ o artista es económicamente inestable. 

-Hay una fantasía de que los artistas ganan muy bien cuando ya están en cierto nivel y si algo puso la pandemia sobre el tapete es justo todo lo contrario

NM: Juan Leyrado decía siempre cuando estábamos de gira: ‘hoy comemos faisán, mañana fainá. Yo recuerdo estar con Dolina comiendo en Puerto Madero, en una mesa gigante, comiendo de primera y tomando champagne y después me iba a casa y comía arroz hervido. En mis elecciones nunca fue una prioridad lo económico. Si hubiese sido así claramente el camino a tomar hubiera sido otro. Le di prioridad a otras cuestiones. Creo que a veces hay una lógica que es distinta y que cuesta entender. Las personas más románticas no eligen tener, eligen vivir la experiencia. Y la experiencia es algo efímero. No la posees. Es vida vivida. Y ese es el camino que uno ha elegido. Pero, al ser una persona organizada, traté siempre de ahorrar para poder distribuir a lo largo del tiempo lo que uno podía ganar en un lapso. 

-Están quienes se quejan de los subsidios a la cultura, a los artistas. Aquellos que piensan que se puede elegir este tipo de profesión porque después hay un estado que auxilia. 

NM:Sí claro, después viene doña ‘Kuka’ y reparte, jaja. Hay una idea del artista exitoso y después una de ‘no dediques a eso porque te vas a cagar de hambre’. Ni lo uno, ni lo otro. La profesión de un artista no es muy distinta en esos aspectos a otras muchas profesiones. En aquella nota que te contaba, cuando tenía 17 años, yo dije que los jóvenes hagan lo que quieran porque para trabajar en cualquier cosa siempre hay tiempo. Yo no voy a pensar qué voy a estudiar para trabajar y vivir de eso después. Voy a elegir de acuerdo a lo que me gusta, a lo que a mi me interesa del mundo, por las cosas que yo quiero saber y hacer y después veré como eso entra en un mercado y puede ser una moneda de intercambio. 

-Pero hay una parte del arte que es medio “outsider”, que no tiene tanta salida al mercado por decirlo así, que es alternativo, poco comercial

NM: Con respecto a las personas que se pueden rasgar las vestiduras por lo que puede ser subsidiado, cuando yo digo que soy un trabajador de la cultura me reconozco en un sector que es también un derecho humano. Vos tenés que tener garantizado el acceso a la salud, pero también tenés que tener garantizado el acceso a la educación y también tenés que tener garantizado el acceso a la cultura. Si bien la cultura es un concepto muy amplio, el campo del arte es un aspecto de la cultura que no tiene una lógica plenamente materialista, tiene una lógica de expresión, de subjetividades, de una producción simbólica, no necesariamente material. Y esa producción simbólica la necesitamos todas las personas. Esa experiencia de conectar con algo sensible es necesaria para el desarrollo de la humanidad. Sino, por ejemplo, qué sentido tiene escuchar este programa de radio. No se hace, no existe y punto. Listo, no hay radio. Vos no mereces que te paguen y la ciudadanía no merece escuchar este tipo de programas donde se reflexiona sobre ciertos temas. Lo mismo es el arte.  

-Te vamos a ver en la cuarta temporada de la serie “El Marginal” 

NM: Sí, tengo un papel pequeño, de guardia cárcel. Va a ser mi primera producción audiovisual. Soy más bicho de teatro, pero la pandemia -como a muchos- me partió al medio. Estaba trabajando en una obra cuando en marzo se tomaron las medidas sanitarias, de aislamiento y se cortó todo. Hice un par streaming, pero gracias a esta producción pude tener ingresos como actor. 

-Entre aquel pibe con un sueño, que algunos vieron potencial en él, cierta información del futuro, digamos, y no solo sobre vos sino sobre algunas cosas que se estaban gestando desde aquella juventud de fines del siglo XXI con respecto al arte, la cultura y los cambios sociales, y el hecho que la sala de arte independiente que fundaste sea el centro neurálgico donde funciona la comisión organizadora de la primera “Marcha del Orgullo” en Concordia, parece haber un hilo invisible que lo conectaría todo.  

NM: Eso es la organización de una comisión que está muy bien llevada por un grupo de jóvenes a la que yo me integré porque creo que es una movida que enriquece a la ciudad, pensando en las diversidades. Tomamos el modelo de Buenos Aires. La comisión de la “Marcha del Orgullo LGBTQ+” -porque se van ampliando derechos- surge en la primera marcha allá por el año 1993 si no recuerdo mal. Lo que surge es una comisión que va a entender a una grupalidad que no va a pertenecer a ningún partido político sino que va a abrazar el acompañamiento de distintas instituciones, activistas y ciudadanos que quieran sumarse. Queremos que la marcha sea pública, que sea en la plaza principal, que tenga un recorrido. Hay un montón de gente en Concordia que vive de esa manera, que no está visibilizada. Concordia tiene una superposición de sociedades. Hay sectores que pueden vivir de manera mucho más libre, sectores que son ultraconservadores, sectores que son más liberales, sectores reaccionarios. En Concorida todavía se escuchan comentarios xenófobos, pero te diría que para un gay o una lesbiana no hay una discrimanción real hoy en día. Pero hay un colectivo trans que sí sufre. El colectivo trans está totalmente marginado por la sociedad. 

-¿A qué responde la voluntad de hacer una Marcha del Orgullo?

NM:La Marcha del Orgullo surge primero por el reconocimiento de nuestros derechos. Si yo, en mi caso, puedo tener una relación con un chico y una chica y poder circular y gozar de los mismos derechos que cualquiera es porque alguien avanzó en la conquista de esos derechos. Lo logró. Eso no existía antes. El matrimonio igualitario existe desde el 2010. El tema es poder desarrollar la vida que uno elige de manera plena o si, por el contrario, lo van a discriminar y cerrar las puertas, o si le puedo pasar esto o aquello.

-¿Qué expectativas tienen para la marcha de este domingo que partirá desde las 17 hs. desde la plaza 25 de Mayo?

NM: Esperamos una buena concurrencia. Será un desfile desde la plaza principal por calle 1º de Mayo hasta la Costanera, siguiendo por Avenida de los Pueblos Originarios hacia el anfiteatro. La gente puede venir vestida como quiere, se va a pasar música. Va a ser una fiesta.

-Supongo que va a tener toda la impronta de las marchas por el orgullo que uno ha visto por la tele. Algunas personas se suelen escandalizar ante este tipo de manifestaciones de mucho colorido, desparpajo o exhibicionismo 

NM: En el caso del colectivo LGBTQ+ se trata de visibilizar una desigualdad. Si bien el código fue cambiando, antes si estabas travestido en la vía pública estabas fuera de la ley. La marcha tiene un origen en la aceptación de la diversidad, en la defensa de la conquista de derechos, pero también en construir memoria colectiva con distintas generaciones, porque hay chicos que han crecido con las nuevas leyes igualitarias y no saben que eso fue una conquista que costó. Quizás hay gente que no sabe que hasta los años 90 la homosexualidad estaba considerada una enfermedad mental y antes, incluso, un delito. Está bueno que esto suceda en Concordia, que podamos encontrarnos, visibilizar y celebrar que hemos ganado derechos, pero que eso llevó mucho tiempo, mucho sufrimiento, y que la sociedad cuando olvida tiene retrocesos.

 

Nacho Monna: 

Actor – Cantante egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático. Estudió canto en el Conservatorio de Música Manuel de Falla y tomó clases particulares con Mirta Arrúa Lichi y Jony Totoro. Estudió danza en el Taller de Danza Contemporánea del Teatro San Martín y en la Escuela de Pina Bausch, Folkwang Hochschule en Alemania. Entrenó actoralmente con Ciro Zorzoli y Guillermo Angelell. Recibió la Beca de Perfeccionamiento en el extranjero de la Fundación Antorchas, y realizó en Berlín la asistencia de dirección de «Colours may fade…» de Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola y Joanna Dudley, y la Opera «Dido & Eneas» con dirección de Sasha Waltz.

Entre las producciones nacionales en las que participó se encuentran: el musical “HAIR” dir. Pablo Gorlero, «Todas las canciones de amor» con Marilú Marini dir. Alejandro Tantanian, “Dios Mío” con Juan Leyrado y Thelma Biral, dir. Lia Jelin, «Lord, el musical» dir. Valeria Ambrosio y Pepe Cibrian Campoy, «Meyerhold» dir Silvio Lang, “Cariño” dir. Mayra Bonard, “Saña” y “4H” dir. Carlos Trunsky, “El Desconcierto” dir. Guillermo Angelelli, “Israfel” dir. Raúl Brambilla Teatro Cervantes y “Lo que me costó el amor de Laura” con Alejandro Dolina dir. Claudio Hochman.

Entradas relacionadas

مقاطع فيديو سكس indaporn.net سكس بنات محجبه
ntr game drhentai.net mother it has to be you
girls breastfeeding analotube.info tube8 teens
حيوانات مع بنات سكس rjvend.com سكس مراهقات مصر
حفلة نيك جماعي arab4porn.com منتديات جنسية
おっぱい図鑑 javstreams.mobi mmr-al018
free mobile sex video mehrporn.com skymovieshd
xvides indian orgypornvids.net xnxx telugu actress
الكس السعودي pornoarabi.com نيك المعلمة
kolkata ka randi indianfuckingclips.com yo movies online
latest mms scandal video indianpornsluts.com actress oviya
bf chahie ganstavideos.info bangla bf sexy
xxx six video hindi soloporntrends.com m3movs
سكس نيك ام yatarab.com سكس ايطاليا
sex hungry moms indianpussyporn.com xxx south movies