LA SAGA DE LOS FRIGERIO

Rogelio Frigerio (sin barba) junto a Busti

Así se suscribió el famoso “Pacto” y Perón, entonces proscripto,  mandó a su gente a votar por Frondizi.

Que, como consecuencia, le ganó ampliamente a su rival Ricardo Balbín (Radical “Del Pueblo” UCRP).

Los peronistas, proscriptos en esos comicios, iban a votar en su mayoría por Frondizi, que prometía levantar las prohibiciones. 

Pero, con el “Pacto”, Frigerio se mostró como el “dueño” de esos votos, el hombre que “hizo ganar” a Frondizi.

Convertido en “Monje Negro”, del presidente Frondizi,  lo hizo ir rompiendo con todos sus amigos radicales intransigentes (Alende, Uranga, Silvestre Begnis, Gelsi, Amit, Guzman, etc).

Después fundó el “Movimiento de Integración y Desarrollo” (MID).

Que, más que un partido, era un grupo de supuestos técnicos que ofrecían sus servicios de asesoramiento económico a cuanto militar golpista apareciera.

No les importaba mayormente la democracia, los derechos humanos,  ni las instituciones.

Criticaban las dictaduras solamente si no aplicaban las recetas desarrollistas y les permitían participar del poder.

Exponía don Rogelio (abuelo) sus originales doctrinas a través del “multimedio” “Clarín”,  que coparon cuando murió su fundador don Roberto Noble.

 

HERENCIA DE FAMILIA

Las dictaduras militares se agotaron sin acordarse mayormente de las  mágicas recetas del “gurù” desarrollista

Para cuando sobrevino la democracia, en 1983,  ya habían pasado muchos años, y aparecido una nueva generación  de Frigerios.

Ahora estaba Octavio, hijo de don Rogelio,  ingeniero agrónomo.

 Este Octavio,  a diferencia de su homónimo de la antigua Roma nunca llegó a “Augusto”.

 Si tuvo, en cambio,  la perspicacia de advertir que la etiqueta del MID ya no funcionaba, y fundar el “Peronismo desarrollista”.

Donde pensó hacer carrera,  mimetizándose en un vasto movimiento popular, que daba para todo.

Lo captó  en los noventa el Presidente Carlos Menem ,  que lo hizo diputado.

Luego, y pese a sus  titulados antecedentes de “experto en cuestiones agrarias”, Octavio fue  director-interventor  de YPF, en una etapa en que se trazaban planes  para desguazar y luego privatizar el ente estatal.

 Como el “experto” daba para todo, más tarde se lo nombró  una especie de embajador extraordinario, inventor de la novedosa idea de los “Cascos Blancos” que llevó al propio seno de las Naciones Unidas.

No sabemos el éxito eventual de la original iniciativa.

Sí conocemos que la proximidad con el poder sirvió para colocar en el presupuesto varios miembros del clan Frigerio.

Su hijo Rogelio  fue nombrado subsecretario de Programación Económica y Regional del Ministerio de Economía, donde se dedicó con entusiasmo a la tarea de privatizar Bancos oficiales  de Provincia  (de aquella época el zarpaso del grupo Eskenazi  en el Banco de Entre Ríos).

 La señora del joven Rogelio, Victoria Costoya  desempeñó  un alto cargo en Desarrollo Social y Mario Frigerio, hermano de Octavio , Gerente Técnico del Ente Nacional de Comunicaciones.

 

LA VELOZ CARRERA DE ROGELIO (NIETO)

Por aquellos tiempos,  el joven Rogelio se proclamaba ferviente militante del Peronismo, donde estaba afiliado, -dicen que nunca rompió la ficha- en una foto se lo puede ver en acto proselitista, entusiasta,  junto a Jorge Busti

Como frutilla del postre, enmarcado en un cartel del MARCO, una de las agrupaciones fundadas por el multipartidario concordiense-colonense Dr. Martin Jauregui.

Pese a tales antecedentes,-o quizá en consonancia con tales-  no tuvo escrúpulos,  el joven militante en saltar, raudo,  al PRO de Mauricio Macri.

Primero fue legislador porteño, después Presidente del Banco Ciudad  donde apareció implicado  en el escándalo de corrupción del llamado” Caso Niembro”.

Con Mauricio  Macri en la presidencia,  fue ministro del Interior.

 Quizá no se acordó  tanto de su ADN, familiar, pero si de los ATN: (Adelantos del  Tesoro Nacional).

Se denunció en su tiempo los irrisorios aportes de obras a una ciudad populosa como Rosario (Santa Fé), y las abultadas entregas a los pueblos de Funes y Rufino –mucho más pequeños- estos regidos por Intendentes del PRO

¡Y eso que Rosario estaba en manos de intendentes socialistas junto con radicales, estos aliados políticamente al Ministro ¡

Venía a Entre Ríos con cheques, más espectaculares en la entrega,  que sustanciosos en las cantidades.

El diputado Loggio ha mencionado que resultaron más importantes las obras traídas por  Enrique Cresto en un año que las de Frigerio en todo su mandato.

Para colmo, en los actos de inauguración, daba más importancia a los funcionarios justicialistas que a sus correligionarios del PRO o aliados Radicales.

El presidente Fernández lo acusó hace poco de haber dejado sin entregar cerca de 14.000 viviendas.

El descargo frigerista resultó  pueril:  estaban sin terminar, les faltaban puertas, ventana, piso, etc.

Pero, si esto era verdad: ¿no tuvieron cuatro años para completar la obra y entregarla en condiciones?

 

¿ENTRERRIANO DE IMPORTACIÒN?

Rogelio Frigerio (nieto) es porteño, nació en Buenos Aires, siempre vivió y vive en Recoleta.

Tiene campos en Entre Ríos, entonces, para evitar el recargo de impuesto al ausentismo, fijó domicilio en Paranacito.

Perdido su “conchabo” nacional, se acuerda de este pormenor y se ofrece a la consideración de los entrerrianos para representarnos en Buenos Aires en  el Congreso Nacional ¿o será al revés?

Si le va bien,  dejará la diputación y se anotará en la carrera para gobernador de nuestro “Pago Chico”.

Del que no se acordó mucho cuando era ministro del Interior y dejó parada las obras de la Ruta 18.

Los entrerrianos ya tenemos un antecedente de “gobernador delegado”: el porteño Lucio Norberto Mansilla, allá por 1820, vino a Entre Ríos como “asesor”, con bolsas bien rellenas de monedas.

Se le pegó a nuestro Francisco  Ramírez.

Don Pancho le brindó su confianza al ladino que , primero le quiso quitar a la Delfina, y después lo traicionó a la primera de cambio, quitándole el apoyo de retaguardia , dejándolo en manos de sus enemigos , santafesinos y porteños.

Cuidado los que se sumen, no los vayan, como al Supremo  a “degollar de parado”…  

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