Blanche sostuvo que el Palacio Arruabarrena “es el único edificio de la ciudad de Concordia que está incluido en este listado a nivel provincial de Reparación Histórica”. Incluso, sostuvo que la restauración y puesta en valor incluye la totalidad del edificio. No obstante la falta de novedades del Programa nacional, la directora fue optimista y descontó que a corto plazo va a salir la obra. “En un tiempo bastante breve va a salir la cuestión de la inversión definitiva y de la recuperación de este espacio para la cultura”, señaló.
El palacio pasó muchos años sin ningún tipo de mantenimiento. A pesar de que el decreto de creación del museo, sancionado en 1984, destaca en su artículo 3º que debía incluirse en el presupuesto municipal “partida suficiente para el funcionamiento, desenvolvimiento y mantención del Museo Regional”. En la actualidad, sólo hay una caja chica de $ 500. Una cifra ínfima si se repara que sólo para la compra de elementos de iluminación, necesarios por la llegada de los turistas que arribarán durante Semana Santa, se llevó cerca de $ 200.
“El edificio está parcialmente ocupado”, dijo Blanche. Es que sólo está habilitado el primer piso. “El resto del edificio permanece cerrado al público en virtud de que es una obra inconclusa”, indicó. El segundo piso está completamente deshabitado por desprendimientos, demoliciones parciales inconclusas, aberturas con defectos y porque faltan vidrios. “No reúne los requisitos necesarios ni siquiera como para ser depósito”, dijo Blanche.
El segundo piso tiene varias salas. En el proyecto original del museo se tiene previsto utilizar el piso superior. “Nos vendría bárbaro utilizarlo lo más rápido posible porque cada piso tiene su funcionalidad de acuerdo al plan que está establecido”, indicó.
En 1994 se realizaron demoliciones parciales para posteriormente ejecutar obras que luego no se realizaron por falta de pago a las empresas que intervenían. Hay sectores sin luz por la obsolescencia de las instalaciones. “Son muy antiguas. Los cables son forrados con tela, de 80 o 100 años atrás”, dijo. Hay “fogonazos” marcados en las paredes provocados por el estado deficientes de las instalaciones eléctricas.
Blanche destacó de la actual administración es que solucionó un problema que data de dos años. “Un boquete a cielo abierto que se techó en el ala izquierda del edificio, producto de un incendio accidental”, recordó. Además el municipio envió a especialistas en electricidad para relevar el estado de las instalaciones, e instalar alarmas y detectores de humo. Y albañiles para constatar el estado de las paredes que muestran rajaduras, fisuras o desprendimientos de mampostería y de los altos y bajos relieve.
En una de las habitaciones se observa, en la parte superior, un entramado que sostiene a las placas de yeso del cielorraso. En realidad, el cielorraso fue retirado a raíz del ingreso de agua de lluvia que iba desprendiendo al yeso en bloques. “Estaba peligrosamente suspendidos corriendo riesgos de que se le caiga a alguien en la cabeza”. Las piezas están numeradas y guardadas en un depósito.
En tanto, las aberturas de madera de puertas y ventanas que dan al exterior sufrieron los embates del agua, el viento y el sol. Por la falta de mantenimiento de tantos años, “se han desprendido pedazos de madera de las carpinterías”. Por lo tanto, se necesita una “intervención urgente”. El Ejecutivo también comenzó un relevamiento de las aberturas para repararlas o reemplazarlas.
El edificio es reconocido a nivel del turismo extranjero. “En los paquetes turísticos al exterior figura este sitio”, aseguró la directora. No obstante, sostuvo que hubo una actitud incomprensible de las distintas administraciones que se sucedieron desde 1984 a la fecha. De todas maneras rescató la actitud de la sociedad que a menudo realiza donaciones de valor para el museo.