La respuesta de las fuerzas de seguridad, la clave para salvar o no a los comercios

Uno de los empleados de “Frutafiel”, conocido como “Llamita”, dijo que los saqueadores se llevaron bebidas alcohólicas, como vinos en caja, en su gran mayoría además de algunas gaseosas. “Son alcohólicos acá los muchachos. No son personas que se van a llevar arroz o fideos, te roban bebidas alcohólicas nomás”, indicó.

El propietario del comercio había cruzado minutos antes del saqueo y no había sucedido nada hasta ese momento. “Pero después llamó un vecino al patrón diciendo que le había entrado. Venimos los empleados a defender un poco pero cuando llegamos veíamos nomás como corrían. No le podemos hacer nada, vamos a decir la verdad”, manifestó.

De inmediato llegaron efectivos de Prefectura, Gendarmería y la Policía Rural. “Estuvieron con nosotros casi todo el día. Después se tuvieron que ir a la Central de la Cooperativa porque supuestamente se cortaba la luz”, indicó el empleado. Durante ese interín, colocaron candados y soldaron las puertas de metal.

“Llamita” lamentó que la mayoría de los negocios hoy sigue cerrado. Es preventista y debe recorrer diariamente los locales para ofrecer los productos. “Ya son dos días sin trabajar. Nosotros vamos a comisión y salimos perdiendo”, indicó. A eso se añade que el padre del propietario de la distribuidora fue internado con un infarto a raíz del disgusto que le provocó el saqueo.

En cambio, el domingo a la noche, una horda ingresó a la sucursal de Centro Eléctrico. La turba forzó las rejas de entrada y no dejó nada, ni siquiera los sanitarios. “Parece como si hubiese pasado un huracán”, dijo un vecino. En efecto, se observaban papeles, cajas, restos de electrodomésticos, vidrios rotos, paneles de chapa vacíos y una parte de los paneles del techo derrumbado. Además, la parte superior del local fue incendiada y se veía grande charcos de agua en el suelo por la intervención de los bomberos que evitaron que las llamas se extiendan a toda la mampostería.

Hoy de mañana, solamente se veía a dos empleados cerrando con rejas el galpón para evitar que nadie ingrese. Uno de los empleados del comercio sostuvo que los propietarios no tienen ánimos para hablar con la prensa debido a lo sucedido. Es que no solamente el local de Tavella fue damnificado sino que esa misma noche, la casa central ubicada en Hipólito Irigoyen fue saqueada en gran parte. “Lo que más bronca te da es que había gente con autos nuevos que también se sumaba a los saqueadores”, dijo otro empleado. Esa noche, habían logrado resistir debido a la intervención de policías que aún no se habían plegado a la huelga pero luego vino un grupo de los sublevados y discutió en duros términos para que se sumaran al paro, según el testimonio. El resultado fue que quienes estaban cuidando quedaron indefensos y de inmediato comenzó el saqueo.

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