“Nosotros lo mirábamos de afuera, por ahí actuábamos de oficio; sentíamos tanta impotencia por las denuncias que teníamos: los trabajadores que vivían en forma hacinada, la vejación que vivían las mujeres”, expresó. “Trabajamos arduamente para erradicar todo eso pero en muchos lados nos han cerrado las puertas porque no querían que trabajemos con esta gente”, añadió.
La crítica es dirigida hacia UATRE, el gremio que representó a los cosecheros. “Hay muchos ministros o empresarios que les gusta vivir en concubinato con los empleadores y con el gremio para hacer uso y abuso de los compañeros”, indicó Camejo.
El gremialista también valoró que, al mismo tiempo, en la Dirección de Trabajo –blanco frecuente de las críticas- se esté produciendo una renovación. “Yo siempre lo venía remarcando, que había que había que cambiar, traer gente joven con ganas de trabajar”, indicó.
A partir de la resolución, no sólo los cosechadores de arándano quedan bajo la tutela del sindicato sino también de otras frutas que se están comenzando a producir en la zona como frutilla y uva. “Todo lo que es fruta fresca nos pertenece”, aclaró Camejo.
El viernes de la semana pasada, Camejo viajó a Buenos Aires a buscar la resolución que salió publicada en el boletín oficial el 2 de mayo. Se estima, según datos proporcionados por la Asociación de Productores de Arándano de la Mesopotamia (APAMA), que en la zona trabajaron durante la última cosecha entre 13.000 y 15.000 personas.