El 2 de abril, cuando transitaban por Concordia, Entre Rios, los menores Juan Andrés Minatta -de 17 años de edad- y Sebastián Duarte fueron interceptados por personal de Policía Federal, quienes les dijeron que estaban realizando un operativo, y seguidamente los esposaron para su detención por considerarlos supuestos autores del delito de tenencia de estupefacientes para consumo personal. Allegados a los menores indicaron que no se les incautó droga alguna y que, como contrapartida, al menor Duarte “le plantaron una pastilla”.
Tras ser esposados, a Duarte y Minatta se les cubrió la cabeza con una remera y se los trasladó a la dependencia policial. Según el relato, ya en el patrullero, ambos menores comenzaron a ser “brutalmente golpeados en la nuca por los policías federales, a efectos de que viajaran con la cabeza gacha”. Fueron alojados en las celdas de la Subdelegación Concordia y allí comenzó “un verdadero calvario”. De acuerdo al relato: “Apareció un policía de civil, con otro robusto personal policial y comenzó el sometimiento a vejaciones, torturas físicas y psicológicas. Les hacen preguntas ambiguas y luego les propinaban un golpe corto en la boca del estómago que les quitaba el aire, tras lo cual la policía les decía: ´No te escucho’ y volvían a darles un golpe con la cachiporra en la espalda, a la altura de los pulmones, tras lo cual les preguntaban: ‘¿Estas pensando?’. Cuando los jóvenes estuvieron físicamente vencidos, fueron llevados a declarar.
Mientras los llevaban a otra sala para el interrogatorio, un policía iba por detrás de cada uno, les bajaba los pantalones, les ponían sus cachiporras en el ano y les decía: “Ahora vamos a traer la vaselina”.
Antes de la revisación médica, fueron amenazados que si al profesional le comentaban algo de todo lo sucedido, después iban a existir represalias. Al desvestirlos para la revisación el policía vio que Minatta -que es hermano de una reconocida dirigente social de Capital Federal, como María Josefina Minatta- llevaba un tatuaje del Che Guevara, lo cual provocó la ira del uniformado. “Boludo, encima tenés un tatuaje del Che Guevara; zurdo de mierda, ahora te voy a dejar preso por zurdo, hijo de puta, y en la cárcel a vos que sos blanquito te van a coger todos los presos, hijo de puta, bien violadito vas a quedar”, le indicó el policía.
Posteriormente, los obligaron a firmar una serie de papeles cuyo contenido los menores desconocen, pero los jóvenes firmaron a causa del temor y los golpes propinados por los policías. Como dato, los jóvenes señalaron que el médico “era rubio de ojos celestes”, y que de los policías pudieron reconocer “a un tal Soto”.
Por otra parte, Juan Andres Minatta fue examinado por un médico de parte al salir de la dependencia de la Policía Federal, quien “constató la existencia de los golpes propinados, así como dolores e insuficiencia respiratoria, fuertes dolores de cabeza, dolores estomacales y pulmonares y como es de esperar, estado de schok pronunciado, provocado por el estrés del momento”. A su vez, la familia dispuso la realización de un análisis de sangre al efecto de determinar y confirmar que el mismo no estaba bajo efecto de droga alguna.