González tiene 27 años, una hija de cuatro, trabaja en una escuela técnica de Guaymallén y es educador desde 2016. "No es gremialista ni estaba en una marcha, fue al voleo que lo agarraron", apuntó Valente, que lo representa e integra la Gremial filial Mendoza. El docente presentó un habeas corpus para sentirse "más seguro", pero aún no decidió si hará la denuncia. En diálogo con Página12 admitió que teme represalias. "Sí temo, yo paso todos los días por la terminal de camino al trabajo, y me provoca cierto pánico caminar por el sitio de la violencia", dijo.
El docente tiene un hematoma en la sien derecha provocada por la presión ejercida sobre su cuerpo contra el vidrio de la ventana de la terminal. "Mi compañero que filmó el video me acaba de contar que los golpes que yo consideraba que fueron con el codo, fueron con la porra", describió. "Nos juntamos con docentes a festejar el día del maestro, cenamos y la pasamos muy bien, luego fuimos a tomar el colectivo a casa, me senté en la terminal de Mendoza, y mi compañero fue a mirar los horarios cuando apareció un policía preventor", relató.
–¿Qué pasó después?
–Me exigió que le presentara el documento, me negué porque no tiene autoridad para solicitar documentación. Entonces me agredió diciéndome que insulté a una persona, había una señora con unos chiquillos ahí esperando el colectivo y reaccionaron ante la injusta demanda del oficial. Me tomó del brazo, no lo dejé, aparecieron dos preventores más que me toman uno de cada brazo y me llevan a unos 20 metros. Me colocan contra una pared, y por la espalda me golpearon en la paleta y las costillas. Intervino la policía provincial, me torcieron el brazo y es en el video el momento en que grito y les digo por favor que paren. Mi compañero les pidió que me dejaran, la policía contestó que no me estaban haciendo nada, lo que es mentira. Mis dolores son reales. Quise constatar los golpes en un centro de salud y no quisieron hacerme el certificado.
–¿Luego lo llevaron detenido? ¿Qué razón le dieron?
–Pedí explicación y me respondieron que estaba borracho, que por eso me pasan esas cosas. Habíamos tomado unos tragos en la cena pero mi estado no era deplorable ni estaba molestando ni afectando la libertad de otros individuos. Estuve en la comisaría que estaba a tres cuadras de la terminal, e hicieron privación ilegítima de mi libertad desde las 3 de la mañana hasta las 9, que hicieron cambio de turno. Dijeron que había insultado, lo cual no es cierto, y aunque hubiera sido esa no es la forma de actuar, a mis alumnos les explico que la represión no es la manera. Estoy muy triste, me marca psicológicamente lo que me pasó, no respondí mal ni ataqué a nadie. Tenía miedo de hablar, por el pánico que pasé, hacía frío, llovía en un calabozo muy precario. Pero esto no tiene que suceder más, mataron a mucha gente para que esto no suceda más, así que tomé la decisión de hacerlo público. Mi compañero también fue amenazado, le dijeron que si no dejaba de filmar el próximo era él. Tenemos derechos y están siendo pisoteados cada día. Recibí apoyo de la Gremial, de la Correpi, compañeros anarquistas y de la asamblea por el Agua Pura de Mendoza.