LA “POBREZA ESCANDALOSA”

La máxima autoridad de la Iglesia Católica Argentina también empezó a utilizar el término y, naturalmente, todos los comunicadores se hicieron eco. Con ello, la campaña opositora al gobierno se despacha a su antojo. Ya no es sólo la pobreza, sino la pobreza “escandalosa”.
Me asombra la fragilidad de la memoria de los que hoy sabotean la marcha del gobierno. Porque no hace tanto, los pobres del 2001 saqueaban los supermercados. Los canales de televisión llevaban las imágenes en vivo a los cuatro rumbos del país. Las contemplábamos mudos, no hacían falta las palabras. ¿Existe alguien que no las vio?
Hace pocos días observé parte de una investigación sobre la pobreza en Brasil. Lula logró reducirla en buena medida, pero aún quedan millones de pobres. Esto es reconocido hasta por la oposición. Aquí no hablamos de ello.
En Estados Unidos, más precisamente en Washington, hay miles de personas que viven en la calle, como sucede aquí. Otros viven en edificios abandonados, en los parques, en la Terminal de Ómnibus y debajo de los puentes. Comen en albergues de emergencia. Existen centros de acogida, donde duermen. Son menos los de propiedad municipal que los privados.
Estoy hablando de Washington, no de Buenos Aires. Y cito esa ciudad, porque lo leí recientemente en un libro escrito por un norteamericano. No me resulta difícil suponer que lo mismo ocurre en todos los países.
Claro, la pobreza “escandalosa” es un elemento que se puede explotar hasta el cansancio.
Pero las palabras del Papa me hacen pensar que lo escandaloso es la riqueza del Vaticano.

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