El 6 de abril de 2006, el Concejo Deliberante tomó la decisión de ampliar la peatonal hasta la intersección de calle Entre Ríos con Buenos Aires- Quintana. Entre los argumentos citados, se sostenía que se iba a promocionar la actividad comercial. No obstante, los frentistas evaluaron que la obra iría en sentido contrario y fueron a la municipalidad a expresar su oposición a las autoridades municipales de aquel entonces. “Cuando se empezó a hablar del tema, habíamos concurrido a unas reuniones planteando que al comercio de toda la zona nos perjudicaba”, argumentó Stella Maris.
En los considerandos de la ordenanza Nº 33.130 promulgada el 28 de abril de 2006, se establece que “las propiedades de esa cuadra son casi en su totalidad locales comerciales, no existiendo al frente viviendas familiares, hecho que determina la conveniencia de impedir el tránsito vehicular para promocionar la actividad comercial en ese sector de la ciudad, además de favorecer el funcionamiento del recuperado cine Teatro Odeón, que periódicamente recibe la concurrencia de un importante número de público”.
No obstante, los comerciantes perciben esa medida en sentido diametralmente opuesto al argumentado. “La persona quiere bajar del auto y entrar al comercio para adquirir el producto y volver a subir a su vehículo”, dijo Stella Maris. Incluso, la experiencia que dejaron los días en que se impidió el acceso a los vehículos durante toda la jornada, generalmente feriados o vísperas de alguna festividad importante, no generaron un aumento de la actividad comercial. “No funcionó, la verdad es que no funcionó”, indicó.
Además, durante los días en que convertía transitoriamente en peatonal, los comerciantes notaban que los vendedores ambulantes copaban las veredas. “Si alguien paga un alquiler y trata de mantener un frente en condiciones…es otro problema a solucionar. O le destinan un lugar porque sino también después pasan a ser mano de obra desocupada”, señaló.
Otro de los argumentos que fundamentaba la iniciativa era que iba a generar una mejoría del tránsito. “La circulación por calle Entre Ríos en el tramo que va desde calle Buenos Aires hasta la peatonal, genera graves embotellamientos en determinadas horas, sobre todo los fines de semana”, señalaba la norma. De hecho, el estacionamiento en la cuadra es complicado debido a que ambas manos están cubiertas de autos prácticamente durante mañana y tarde, durante el horario de comercio. “Son difíciles para estacionar”, admitió la comerciante.
Pero el mismo problema fue alegado pero en contra de la peatonalización. “Ya las condiciones en la que está el tránsito en la zona céntrica, en el casco céntrico, ya genera un problema, para el estacionamiento, para la circulación. Pero, si no hay una planificación ¿como haces para cambiar un casco con calles angostas?, ¿con lugares donde no se puede estacionar? Con todo el parque automotor que ha crecido”, expresó Stella Maris. Recordó que se descentralizó la parada de los colectivos pero no se alivió el congestionamiento en las horas pico.
Una solución intermedia era extender las islas (el ensanchamiento de la vereda que se observa en la esquina de Entre Ríos con Bdo. De Irigoyen y 1º de Mayo) dejando un carril de circulación. “No iba a ser una peatonal pero iba a permitir circular a una velocidad media”, indicó Stella Maris. Pero la propuesta no llegó a plasmarse.
En definitiva, la decisión de los concejales se convirtió en letra muerta a poco de haber sido sancionada. “Cuando se pidió una opinión hubo una mayoría que estaba en disidencia con esa propuesta”, recordó Stella Maris.