La ausencia de «decoro» y «altura» con que el gobierno manejó los últimos acontecimientos -pedido del canciller español Miguel Angel Moratinos y declaraciones presidenciales cruzadas en estas horas- fue un detonante de lo que se vive hoy, dijo el ex presidente Julio María Sanguinetti.
Uruguay pasó de «la marcha atrás» a «la sobreactuación», dijo Sanguinetti a El País, en definición con la cual marcó el «blooper» que a su modo de ver fue la conferencia de prensa donde el ministro de Vivienda, Mariano Arana, iba a anunciar la autorización a Botnia, finalmente abortada, y el doble episodio que significó por un lado la solidaridad del presidente Néstor Kirchner con la causa de los ambientalistas de Gualeguaychú, y por otro la invocación de Vázquez al «amor» en su discurso inicial en la Cumbre Iberoamericana de Chile tras lo cual tomó la «decisión drástica» de permitir la operación de Botnia. «El gobierno debió autorizar a Botnia en el momento en que terminaron los estudios», subrayó Sanguinetti, y «no tenía por qué esperar a nadie».
A reflexionar
El ex presidente Luis A. Lacalle fue uno de los que cuestionó la labor diplomática, cuando consideró que este proceso de dos años de crisis con Argentina «tuvo un manejo equivocado en sus procedimientos, lo que muchas veces empeoró la posición del Uruguay». «Creo que ante el nuevo gobierno en Argentina lo indicado hubiera sido generarle condiciones a Cristina Fernández para que se pudiera solucionar el conflicto. Nos parece que la política exterior no debe llevarse a cabo con reacciones sino con profundas reflexiones y serenidad para adoptar las resoluciones», observó.
Batlle, en cambio, apoyó el proceder de Vázquez. «Actuó bien» cuando aceptó la solicitud de Moratinos de posponer el decreto autorizando el funcionamiento de Botnia la semana pasada, dijo a El País. Batlle justificó ahora que, como no surgió un entendimiento en las conversaciones previas a la Cumbre en Chile, sea algo «lógico» que el decreto de autorización se haya firmado inmediatamente.
De no haber dado la autorización durante la Cumbre sino al regresar a Montevideo, la situación con Argentina «sería la misma». Por eso, Batlle dijo que «lo que se hizo ahora está correcto».
Pidió atender más las palabras de Cristina Fernández que las de su esposo. «Ella habla con claridad y precisión. Dijo que si Botnia contamina, protestaremos, y que si no el tema está terminado. Uruguay tiene que ceñirse a estas palabras», afirmó Batlle. «Yo como presidente hubiera hecho lo mismo», subrayó, aludiendo a la autorización a la empresa para funcionar.
El senador blanco y ex canciller Sergio Abreu, en tanto, opinó que la decisión de Vázquez «termina de profundizar el conflicto». Anunció que comparte que no se dialogue mientras se mantenga el bloqueo en la frontera, pero advirtió que «lo que llevó a este planteo es un cúmulo de errores y circunstancias no manejadas adecuadamente». Puso como ejemplo la «desprolijidad» en el proceso de autorización a Botnia. «No se maneja bien la política exterior», subrayó Abreu. El Partido Nacional está dispuesto a «tender la mano para fortalecer el país y no fragilizar el gobierno», agregó.
Abreu demandó «serenidad» al gobierno y «menos desprolijidad» en el proceder diplomático. «Los gobernantes deben manejar más los conceptos que los adjetivos», afirmó.
El presidente del Partido Independiente, Pablo Mieres, se declaró sorprendido. «Es el colmo de la incoherencia. Nadie puede entender el proceder del gobierno. Y si se actúa por el enojo del fracaso del diálogo, menos todavía», sostuvo. Mieres apuntó que «a Uruguay esta incoherencia le sale cada vez más cara en su imagen internacional y en la posibilidad de atraer inversiones».