
En enero de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) formuló una serie de recomendaciones para modificar el alcance de la fiscalización del cannabis. En concreto, la indicación de la OMS era suprimir el cannabis y la resina de cannabis de la Lista IV de la Convención de 1961, pero mantenerla en la Lista I. Hoy, esta comisión dio por finalizado el debate.
Este cambio facilitará la investigación con cannabis, que cuenta con principios activos que han mostrado resultados prometedores en el tratamiento ante algunos efectos del parkinson, la esclerosis, la epilepsia, el dolor crónico o incluso el cáncer.
Hasta ahora, la investigación médica con cannabis era posible de forma limitada, ya que la inclusión en la lista IV actuaba como freno debido a las restricciones y la inseguridad jurídica por los diferentes criterios aplicados en cada país.
«Esto dará un nuevo impulso al cannabis medicinal. Y en aquellos países que siguen de cerca o incluso adoptan automáticamente la posición de la ONU en su legislación nacional es probable que conduzca a un mayor acceso al cannabis para la investigación», explicó Martin Jelsma, analista del laboratorio de ideas Transnational Institute.
En este punto, el experto señaló que Argentina «es un buen ejemplo», ya que decidió en noviembre legalizar el autocultivo de marihuana para uso medicinal y permitir la venta de sus derivados con fines terapéuticos, amparándose en la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ha sido ahora oficialmente adoptada.