La noche que huyeron las esperanzas

Por Fosforito

Hubo un tiempo que era muy joven y creía que la revolución podía estar a la vuelta de la esquina. Parecía tan cerca aquella vez:

Finalizaba el año 2001. El mundo estaba convulsionado por la aparición despampanante del terrorismo, que había atacado el centro del poder económico mundial y derribado uno de sus símbolos arquitectónicos de la opulencia: Las torres gemelas. Una ola socialista empezaba a tomar cuerpo desde Venezuela con el triunfo reciente de Chávez. En Uruguay, el Frente Amplio, la centroizquierda amenazaba con ganar las elecciones. Las montañas y los llanos bolivianos caían a los pies de un indio aymara que hablaba su idioma y sufría sus penas. Y Lula le ponía rostro humano al gigante Brasil.

Por aquel entonces, el gobierno nacional se desmembraba y desmoronaba día a día. El gobernador -un radical también- no era una vaca sagrada al que nadie se animaba a criticar ni señalarle nada. No había caja. No había plata y, cuando no tenés plata, nadie te respeta. Por las noches retumbaban las plazas del país al canto de “piquete y cacerolas, la lucha es una sola”.

  • ¿Qué podía salir mal, Fosforito?
  • El peronismo, estimado, el peronismo

Estallidos, hambres, corridas, muertes, presidentes de emergencia que salían eyectados y unas elecciones vergonzosas por la trapisonda de un otrora nacional y popular, con poncho y patillas, convertido -ya sin disimulo, ni medias tintas- en el embajador autóctono del neoliberalismo calzado en traje Armani; que al ver que su derrota era inminente se negó a jugar el mano a mano final. Lo que hubiera sido el primer ballotage de la democracia recuperada. Y la guachada de decir: Yo no perdí en la cancha, perdí en el escritorio. Dejando así -en funciones- al presidente con el aval de votos más flaco de la historia.

Lo que vino después es historia reciente y candente. Lo único que voy a decir es que, cuando las cosas fueron mejorando, dejamos los pasamontañas, los palos y volvimos a poner las cacerolas abolladas en la alacena.

Después de un tiempo el mundo siguió siendo el mundo. El país se levantó por enésima vez y el gobernante con recursos para repartir volvió a ser la vaca sagrada de la que no se puede hablar ni tocar.

Nos dedicamos a trabajar. Hacer plata. Construir. Pasear. A llevar la vida que se lleva en condiciones que se entienden como “normales”.

Nuestras ideas y consignas muchas veces son más hijas de las circunstancias, de la experiencia y la edad que de las teorías y los libros.

Así fue que de “Piquete cacerola la lucha es una sola” se pasó a “La patria es el otro” para luego pegar el portazo y volver al modelo económico neoliberal gritando “¡Se robaron todo!”

Pero yo ya me había dado cuenta un poco antes, en una noche de primavera de aquel 2001, en el patio interno de la gran casa antigua convertida en oficinas, donde funcionaba una revista de papel para la que redactaba.

Eran altas horas de la noche y estábamos cerrando la edición. La sangre se agitaba en la venas. No había nada más importante en el mundo que esas líneas que dejaríamos impresas, al otro día, preanunciando los fuegos de diciembre.

Con mi compañero de turno bajábamos de esa efervescencia emocional fumando marihuana. Hablando de todo y mirando con tirria el piso del patio, minado de las heces de dos enormes perros daneses que eran del propietario, pero que los había dejado ahí para que “convivieran” con nosotros.

Esa noche habíamos juntado nuestros “Federales” para comprar 1/4 de helado que íbamos a compartir como “buenos camaradas”. Podría pensarse que parecíamos dos tortolitos, pero -cuando recuerdo la escena- éramos un chacal y un buitre peleando por un pedazo de carroña: Tragando el helado casi sin saborear, haciendo de las cucharitas un par de espadas que se cruzaban y disputaban lo que iba quedando de dulce de leche granizado. Ninguno cedía un gramo al otro.

Yo esperaba que a él le agarrara la corriente helada, el escalofrío y el pinchazo gélido en la cabeza que les suele dar a cierta gente cuando toma demasiado rápido algo muy frío; y sospechaba que él estaría esperando que yo tuviera un doloroso ardor o un ataque de tos por meterle a mi garganta el helado arriba del humo caliente.

Ver su rostro desfigurado abalanzarse sobre “mi parte del helado” todavía me da descargas.

Tal vez todo fue culpa del humo y de aquél bajón, pero esa fue la noche que la mirada romántica del mundo se rajó como un cristal y perdí algunas esperanzas. Fue la noche que entendí que nada cambia si no cambia el alma humana.

Esta pandemia parece generar expectativas e ilusiones de aquel estilo.

¿Un mundo diferente? ¿Un país distinto también? ¿Mejor?

Pero, ¿pudimos cambiar en este tiempo? ¿Cuánto tiempo de peste y cuánta muerte serán suficientes para “el hombre nuevo”?

¿Lo serán?

En la calles, en la tele y en las redes sociales anda gente diciendo que esto ya no tiene sentido. Gente que saca cuentas y promedios. Que está dispuesta a barajar y arriesgar un número inestimable de muertes a cambio de volver a la vieja normalidad de cuando el mundo era el mundo que conocíamos.

Gente mucho más dispuesta a seguir tirando del carro -aún bajo la peste- antes que pasarle las facturas de esta pandemia, por una vez, a los ricos más ricos y así poder quedarse en casa cuidando de los queridos.

….

Y uno, otra vez por aquí, escribiendo desvaríos de nuevo, aunque un poco bastante más viejo.

Entradas relacionadas

مقاطع فيديو سكس indaporn.net سكس بنات محجبه
ntr game drhentai.net mother it has to be you
girls breastfeeding analotube.info tube8 teens
حيوانات مع بنات سكس rjvend.com سكس مراهقات مصر
حفلة نيك جماعي arab4porn.com منتديات جنسية
おっぱい図鑑 javstreams.mobi mmr-al018
free mobile sex video mehrporn.com skymovieshd
xvides indian orgypornvids.net xnxx telugu actress
الكس السعودي pornoarabi.com نيك المعلمة
kolkata ka randi indianfuckingclips.com yo movies online
latest mms scandal video indianpornsluts.com actress oviya
bf chahie ganstavideos.info bangla bf sexy
xxx six video hindi soloporntrends.com m3movs
سكس نيك ام yatarab.com سكس ايطاليا
sex hungry moms indianpussyporn.com xxx south movies