“Ese día sábado discutimos con mi marido como toda pareja”, indicó. La rencilla se produjo antes de las cinco de la tarde. “Estaba en la pileta con mi hija y me dijo que si le pasaba algo a mi hija, yo iba a pagar las consecuencias”, indicó. La discusión fue subiendo de tono al punto, con amenazas incluida, y la mujer optó por irse de la casa.
En el ínterin, el hombre comenzó a prender fuego una cama y el colchón de una pieza ubicada en el frente de la vivienda. “Agarré y llamé a los milicos”, sostuvo Acosta.
“Vinieron, me ayudaron a apagar el fuego y después lo quisieron esposar y no se dejaba hasta que lo pusieron contra la pared, lo esposaron y lo agarraron a trompadas los milicos acá adentro”, señaló.
La mujer decidió llevarse a una de sus hijas de dos años porque se puso nerviosa al ver lo que sucedía. “Después yo no vi más nada, escuchaba como le pegaban. Lo golpearon y está todo moreteado, ahí se lo llevaron y en la comisaría lo siguieron cagando a palo, a patadas”, expresó Acosta. Además, aseguró que lo llevaron a su concubino a la Comisaría 3º.
Al mismo tiempo, contó una versión diferente de la que el jefe de Policía departamental, Luis Albarracín, le atribuye en una denuncia policial previa que habría efectuado la mujer. El comisario sostuvo que Acosta había atestiguado que Techeira había llegado borracho y golpeado a su casa ese día. En cambio, la mujer aseguró hoy que “estaba en pedo pero no estaba golpeado”. Incluso, indicó que su pareja tenía puesto un pantalón corto y no tenía remera. “Se le ve si hubiera estado golpeado pero no tenía ningún golpe ni nada”, manifestó.
Posteriormente, la mujer indicó que el miércoles pasado: “vinieron los mismos policías que vinieron ese día y me dijeron que el favor que ellos me hicieron yo tenía que hacerles un favor a ellos que declare que de acá no lo habían sacado a él y eso es todo mentira”.
Acosta declaró ayer ante el fiscal Gustavo Castillo. “Yo no voy a mentir, digo la verdad como es”, indicó. Pero aseguró que no quería volver a ver a los funcionarios policiales. “No quiero que vengan y me aprieten los milicos porque casi todos los días están viniendo y yo estoy sola con mis chicos y mi hermana”, expresó.
