martes 14 de octubre de 2025

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Director: Claudio Gastaldi

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LA MESA ESTÁ SERVIDA

El masivo e indiscriminado despido de empleados públicos, la caza de brujas, es un novedoso (al menos desde Alsogaray o Cavallo) concepto de limpieza puritana que mágicamente (balas de goma mediante) va a resolver la vida de los argentinos que ya no se van a tener que angustiar por la incertidumbre financiera, económica, los fondos buitre, la deuda externa, las reservas del Banco Central, el cepo, el INDEC fraguado, y otras tantas calamidades que supimos conseguir en estos doce años. 

El Régimen Macrista consigue en pocos días instalar un nuevo paradigma. Y para eso cuenta con la inestimable complicidad de quienes lo votaron de buena fe y aún hoy están convencidos de que nos hemos liberado de una dictadura que sólo proporcionaba sensación de bienestar a partir de un “relato”. 

Consideran que es una cuestión de “tiempo” que “hay que dejarlo gobernar”. 

En paralelo, el Régimen, vÍa DNU, instrumenta una batería de medidas que apuntan a transferir en poco tiempo una formidable cantidad de recursos hacia los sectores más concentrados de la economía. 

Esta redistribución ya ha comenzado, aunque aún no se siente con tanta virulencia, ayudada fundamentalmente por la época de vacaciones que todavía disfrutan muchos argentinos y porque los coletazos de varias de las medidas van a llegar más cerca de marzo, con el inicio de clases, la eliminación de subsidios a las tarifas y unas paritarias condicionadas que seguirán diluyendo el poder adquisitivo de los trabajadores que ya perdieron una buena parte con la fuerte devaluación de diciembre. 

A mediano plazo, el ingreso indiscriminado de importaciones poco a poco irá destruyendo las pequeñas y medianas empresas nacionales que en estos doce años habían recuperado una parte importante del mercado interno. La desocupación en el sector público ya comenzó y son 12 mil empleos menos, cifra que seguirá creciendo en la medida que no haya resistencia organizada. 

En el sector privado será más progresivo. Mientras tanto el colchón de bienestar más o menos ancho, según de qué sector social se trate, que se fue construyendo en estos años, logrará amortiguar al menos al principio, la sensación de pérdida de conquistas y derechos. 

La mesa está servida. Falta saber cuántos y de qué manera reaccionarán aquellos que caigan en la cuenta de que no fueron invitados a la fiesta.

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