Uno de los puntos de críticas, es que el voto en las internas es optativo, favoreciendo con esto la apatía de la ciudadanía y no haciendo más que abonar la teoría del descrédito de todo lo relacionado con la política y los partidos políticos, ideario que se ha venido construyendo mediaticamente desde la última dictadura militar.
Otra de las consecuencias negativas de que el voto en las internas partidarias no sea obligatorios para todos los ciudadanos, es que favorece a las viejas estructuras partidarias, que por dar un ejemplo poseen una logística para el traslado de votantes. Esta ventaja ostensible se vería menguada si el voto es obligatorio.
Esto en cuanto a la no obligatoriedad del sufragio; en lo que respecta a una hipotética conformación y presentación de una lista para participar en las internas, esto es solo una expresión de deseos de la ley, por que para poder presentar una lista con su respectivo candidato a intendente, concejales y un diputado provincial se requiere tener el 4% de avales en la localidad respectiva y el 4% de avales, en por lo menos 15 departamentos de nuestra provincia, extremo este que para las nuevas vertientes de los partidos es literalmente inalcanzable.
El corolario de este desaguisado va a provocar que las nuevas expresiones van a tener que diluirse en las estructuras ya existentes, para poder participar.
A esta altura del razonamiento debemos preguntarnos, si los defectos evidentes de la ley, fueron buscados ex profeso por el poder político de aquella época, ya que esto va a contramano de la renovación y mejoramientos de los cuadros políticos.-
Es dable destacar, que la única forma posible y civilizada de mejorar y fortalecer a las instituciones y por ende al estado, es con la mayor participación política de la ciudadanía en general y esto, hoy por hoy, esta en mano de las autoridades partidarias de los legendarios partidos políticos.-