El acta en cuestión fue la prueba principal para condenar a la viuda y a su consuegro carpintero en un juicio laboral que por los montos reclamados es un caso único en el fuero laboral local. Desde el principio los demandados sostuvieron que los supuestos dependientes no estaban trabajando y que fueron a situarse en las inmediaciones de la propiedad para ser relevados en una inspección de trabajo premeditada.
Unos de los demandantes, Daniel Alejandro Biera, reconoció ante la fiscalía Darío Mautone que no estuvo cuando se hizo la inspección porque estaba en los cuarteles del Regimiento Nº6 de Caballería Blandengues Concordia. Lo confirmó también el Ejército al contestar que la mencionada persona estuvo durante toda aquella mañana en las instalaciones del regimiento. Sin embargo sus datos personales fueron igualmente tomados e incorporados al acta por los dos inspectores que están hoy imputados por el delito de falsificación ideológica de instrumento público.
Otra cuestión -no menos relevante- es que el acta consigna una dirección errónea que no coincide con la de la propiedad supuestamente inspeccionada debido a que las personas relevadas se habrían encontrado afuera de la obra en construcción, en la vereda contraria y sin estar ejerciendo actividades laborales. Como bien marca el estatuto el deber de los inspectores es el de relevar relaciones de trabajo, o sea gente que está trabajando, no gente que se encuentra enfrente de una obra en construcción.
En la misma acta los siete supuestos dependientes –incluido el que no estaba- reconocen que percibían haberes entre 280 y 300 pesos diarios: ni más ni menos lo que marcaba el convenio laboral del gremio de la construcción por aquel año 2014. Sin embargo se dio lugar a la brutal y antojadiza reparación salarial exigida por el abogado- apoderado de los demandantes, Ricardo Alcides Solla, quién prácticamente señaló que sus representados trabajaron casi sin paga alguna durante todo 2014 cobrando la irrisoria e ignominiosa suma de 200 a 300 pesos semanales – contradiciendo a sus representados y contradiciendo incluso la viciada acta que usó como fuerza de prueba.