La Justicia dictó la falta de mérito en la causa iniciada por policías contra el reportero gráfico de Concordia

Análisis consigna que López se desempeña como diagramador en el diario El Sol y el 10 de octubre se encontraba cubriendo un accidente automovilístico en pleno centro concordiense cuando fue hostigado, primeramente, por los oficiales Querencio y Ulrich y un tercer uniformado aún no identificado, todos pertenecientes al Comando Radioeléctrico de Patrullas, y luego ilegalmente detenido, esposado y castigado con ferocidad en el interior de la Jefatura Departamental de Policía, donde permaneció en forma clandestina por espacio de 12 horas, hasta que el Juzgado de Instrucción Número 3, finalmente intervino.
El hecho configuró un verdadero atentado a la libertad de prensa y un delito de lesa humanidad, ya que se intentó impedir la labor periodística de López, un fotógrafo de 35 años, que a consecuencia de la feroz golpiza sufrió la pérdida de la audición de su oído izquierdo y otras lesiones en la cabeza y el cuerpo.
Sin embargo, el repudiable accionar policíaco, propio de los tiempos dictatoriales, quiso encubrirse con el fraguado de una causa contra el reportero gráfico, quien fue denunciado por Atentado y Resistencia a la Autoridad, sustentada por una cantidad de falacias que daban cuenta de un increíble ataque de López -que mide 1,60 metros, pesa 48 kilos y calza 36- contra el Segundo Jefe del Comando Radioeléctrico, oficial Querencio, que lo duplica en complexión, estaba armado y rodeado de sus subalternos.

Justificación

Las pruebas de semejante despropósito consistieron en una serie de testimonios -brindados por los subalternos y camaradas de Querencio, aunque en los hechos, el lamentable estado físico de López demostraba contundentemente la realidad de la situación: con su ojo izquierdo edematizado y su tímpano izquierdo roto, además de las muñecas laceradas por las esposas, el fotógrafo fue golpeado con brutalidad hasta el hartazgo.
Incluso, el propio jefe de Policía, comisario inspector Faustino Pereyra, intentó justificar la golpiza atribuyendo al reportero gráfico un estado de ebriedad del que la Policía no pudo aportar pruebas, mientras que la esposa y acompañantes de López pueden dar fe que López estaba perfectamente sobrio.
En el día de ayer, la farsa montada para responsabilizar a la víctima de los daños sufridos -característico modus operandi del terrorismo de Estado-, se derrumbó, ante la inconsistencia de las pruebas fraguadas por la Policía.

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