Como lo detallaron ya cientos de testimonios de sobrevivientes, cuando el tren frena de golpe, de la cantidad de gente que habia, comienzan a caer unos sobre otros. Florencia cayó encima de un chico y sobre ella –“que mido 1,55”, dijo- cayeron un monton de personas mas. “Yo estaba a un metro y medio del maquinista. Cuando escuchamos la explosión (el ruido del choque), me adelante (por el impulso) como un metro hacia delante. Y caímos unos arriba de los otros, como una avalancha humana. Las puertas no se abrieron, las abrieron a las patadas. Y cuando logre salir por el impulso mismo de la gente (que empujaba para escapar) no entendía nada y corrí desesperada, sin saber que había pasado”. El tiempo que permaneció “aplastada” dentro del vagón no habrían sido mas de 10 segundos, pero según la jóven “fueron interminables”. “Fue el estruendo mas grande que escuché en mi vida” señaló al momento de describir el sonido que produjo el impacto del convoy. “Nos aturdió a todos”, contó, para luego recordar que cuando iba dejando el lugar del siniestro “vi gente tirada en el piso, gente cortada”.
Luego de eso, Vidales –que trabaja en una empresa de telefonía celular en Capital Federal- logró salir de la estación y gracias a una amiga logró llegar a un centro asistencial, prescindiendo de los servicios de emergencia. “Mi mejor amiga trabaja conmigo y ella va a trabajar en auto. Y la ruta que toma siempre pasa por enfrente de la estación. Ella estaba a diez cuadras de ahí y me pasó a buscar. Me hice atender en el Instituto del Diagnostico y Tratamiento”, rememoró.
En cuanto a las condiciones en que se viaja y particularmente si en los últimos días o semanas había advertido alguna irregularidad en el trayecto –que para ella es corto, de no mas de 5 minutos, Florencia declaró tajante que “en todo este tiempo que vengo viajando jamás paso nada raro. Que viajamos apretados como vacas, eso si. pero nunca hubo ningún problema.”
Entre los numerosos momentos que recuerda, Florencia contó que “me llamo mucho la atención que en ningún momento nadie gritó, nadie se dio cuenta que (estaban llegando al final de la línea y) el tren no frenaba”. Ella misma tampoco lo noto, peor porque es de estatura pequeña y estaba rodeada de gente mas alta. En otro tramo de la charla mencionó que “yo caí arriba de un chico y él se puso a gritar desesperado. El estaba cerca de un asiento y se que alguna parte de su cuerpo quedo atrapada (entre los fierros). Anoche no pude dormir pensando en sus gritos”, admitió. Asimismo, consultada sobre si percibió que el tren se desplazaba lento o a gran velocidad, no dudó en responder “rapidísimo. Y asi va siempre. No se cuantas cuadras son, pero mi viaje en tren siempre es de cinco minutos de reloj, cuando en colectivo (el mismo trayecto) es de casi media hora”.
Nadie, según testimonió, nadie la ayudo cuando salio del tren. “La gente estaba shockeada. No podían creer lo que pasaba. Estaban todos helados porque no entendían como no frenó. Y al ver al segundo vagón encastrado en el primero, todos se paralizaron.”, expresó.
Por ultimo, detalló que en estos momentos está con un cuello ortopédico y con moretones en las piernas, el brazo derecho y el tórax, “pero mucho mas tranquila. Podría haber sido mucho peor. Ya pasó”.