La infamia de una guerra: Malvinas

Cientos de personas reunidas en Plaza de Mayo apoyan a Galtieri. Desde el balcón de la Casa Rosada, el presidente de facto desafía a los ingleses: “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”.  Abril de 1982 (AP)

  Históricamente la guerra de Malvinas debe ser encuadrada como un plan de la Junta Militar, que gobernaba desde 1976, para fortalecerse y quedarse en el poder a través de una gesta innecesaria. Los militares, ideólogos y ejecutores de masacres, eran mirados por el mundo y por organismos de Derechos Humanos.  El accionar represivo, la desaparición de personas y atrocidades fatales, suman a un programa económico fracasado, un brutal aumento de la deuda externa y el hartazgo de muchos argentinos.

La Junta Militar, en ese momento, encabezada por Leopoldo Fortunato Galtieri, quien se consideraba a sí mismo un general majestuoso, se entusiasma y, con él, un montón de argentinos van a la plaza el 2 y 3 de abril a victorear. Vivan a Galtieri y los medios de comunicación aportan a la farsa enunciando el célebremente “vamos ganando”. Los comunicados expresan ese oprobio de la gran causa nacional: “Las tropas argentinas están en Malvinas y las islas vuelven a ser nuestras”.

Ser justos históricamente implica reconocer algo que puede ser muy incómodo y es la complacencia, hasta ese momento de 1982, del grado de popularidad que tenía la dictadura. Eso se manifiesta en la plaza en que se aclamaba a Galtieri. Por supuesto que hubo gente, hubo banderas, hubo madres, hubo valientes minorías que se rebelaban, pero hay que hacerse cargo de una sociedad que fue, tal vez, engañada.

Malvinas se invade con otra brutal represión hacia los argentinos. Los militares, acostumbrados a la tarea de la persecución y tortura, también lo hacen sobre los jóvenes que han ido a luchar, a padecer frío y hambre y obligados a exponerse a un ejército profesional.  

En el plano ideológico se expresan contradicciones: ¿Cómo? ¿Acaso los militares no habían defendido el plan económico de Martínez de Hoz? ¿El plan no era abrir el país a todos los capitales que quisieran entrar y, de pronto, se vuelven nacionalistas? Es una invención atribuirle a la conducción de los militares argentinos algún grado de nacionalismo y la intención antiimperialista contra Inglaterra. ¿Por qué esta gente que abrazaba los valores occidentales y cristianos, que había adherido al Plan Cóndor, que era aliada de Estados Unidos y Gran Bretaña, de pronto se convierte en el emblema del antiimperialismo mundial? Esta falacia quedó expuesta en acciones concretas, mientras Gran Bretaña inmediatamente expropia las cuentas argentinas en Londres, en Argentina no solo que no se toca un centavo de las empresas británicas, ni de los miles de hectáreas de tierra patagónicas de empresas inglesas, sino que lo que se hace son nimiedades como prohibir canciones en inglés. Todo lo otro seguía absolutamente intocable (en guerra, los países se hacen de propiedad enemiga) por lo que afirma aún más la negativa actitud nacionalista de la conducción.  Alegar antiimperialismo sería incurrir en un error histórico. La guerra de Malvinas fue una jugada política disfrazada de jugada bélica.

El 14 de junio de 1982 se rinden las fuerzas militares de Galtieri, encabezada por el general Menéndez. ¿Cómo, en aquel tiempo, fue presentada esta derrota a la sociedad?

Ese 14 de junio, Galtieri convoca a Plaza de Mayo. Hay una concurrencia indignada, hay represión y muertos. La Junta debe pensar la retirada. Una retirada que se toma su tiempo. Galtieri renuncia y asume Bignone, que convoca a elecciones. Comienza un tiempo de olvido, una idea perversa para clausurar la memoria del mal procedimiento de las Fuerzas Armadas y de la causa Malvinas.  En un año y medio, hasta las elecciones, el poder ilegítimo hace desastres:  mata los últimos sobrevivientes de los campos de concentración, saca del país documentación, realiza autoamnistía, estatiza la deuda externa privada de 23000 millones de dólares, que pasan a ser deuda total de cada uno de los argentinos. Además, una clase política adormilada que no espera ese salir apresurado.

En la escuela se aprende y aprendió que Malvinas ocupa un lugar estratégico en el Atlántico Sur.  Están ubicadas en una zona geográfica de paso hacia el Pacífico.  También, se aprende que hasta 1902, en que se inaugura el Canal de Panamá, era el único paso transatlántico por el Estrecho de Magallanes, nunca fueron ni serán unas islas inútiles. Sus grandes recursos naturales están muy claros en el poder británico.  

Recordar esta fecha, en la escuela y en la sociedad en general, significa honrar a los soldados muertos, a los héroes sobrevivientes que fueron negados durante 20 años, en lo que fue un conflicto con consecuencias tremendamente dolorosas.

No hay renuncia a la soberanía, pero la lucha debe ser por la legalidad diplomática y no por la violencia de una Junta Militar que, en 1982, no representaba a nadie, más que a sí misma.

 

Tekoá. Cooperativa de trabajo para la Educación.

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